Biblioteca


Artículos de opinión

Reconozcámonos

  Por: Juan Morales Ordóñez -

Escribo este título y las líneas que siguen con dolor, vergüenza y también con dudas sobre la pertinencia de lo que voy a decir pese a que lo que hacemos, ya sea en lo positivo como en lo que no lo es, nos define culturalmente. En el espacio de lo negativo, son tantas las manifestaciones de nuestra realidad que nos duelen por su bajeza y por su expandida aceptación social. Esas expresiones son contrarias a cualquier concepto de adecuada convivencia, a la normativa legal que no se aplica y se cosifica inerme en un escenario de degradación moral ya sea por laxitud, miedo o acomodamiento a la decadencia de quienes son los responsables de hacerlo. La ley se ha convertido en un referente discursivo y nada más, porque nadie acude a ella para prever o sancionar conductas individuales y colectivas que la contradicen flagrante y cotidianamente.

Nos avergüenzan el desafuero, la violencia, la suciedad y el espíritu desafiante y delincuencial que se manifiesta impúdico e impune en todos los espacios sociales… cuando conducimos, celebramos fiestas nacionales o locales, en la calle, en la política y en todos los ámbitos de nuestra viciada y decadente sociedad. Pero como lo dije al inicio, también me invade la duda acerca de la pertinencia o no de este enfoque que nos retrataría en la ignominia y en la vergüenza de reconocernos como integrantes de un entorno que nos envuelve con su alevosía generalizada.

El sepulcro de los vivos

  Por: Juan Morales Ordóñez -

Cuando se trata de exponer la complejidad de la condición humana, la aproximación que proviene de los espacios de la literatura y del arte es siempre profunda porque aborda esencias que son aprehensibles de mejor forma desde la descripción amplia de la narrativa, la poesía, la plástica, el teatro, la danza o la música. Nos conmueven obras literarias, cuadros, esculturas, piezas de teatro o composiciones musicales que llegan a lo más íntimo de nuestra sensibilidad porque se conectan con ella directamente, sin necesidad de los requiebros intelectuales y teóricos que pueden provenir de las ciencias sociales. Así, desde este enfoque, el Guernica de Picasso nos dice más y más directamente que lo que se haya escrito respecto a esa masacre. O los cuadros de Daumier sobre los abogados y la justicia, representan con dramatismo único la decadencia de los funcionarios de los sistemas jurisdiccionales. O el Réquiem de Verdi nos conecta con la magnificencia de la fe, de manera más contundente que un texto teológico.

Lo mismo sucede con el tema de la condición anímica de quienes están recluidos en prisiones. Muchos trabajos de investigación tratan la cuestión realizando aportes importantes para comprender esa realidad, sin embargo, el enfoque literario de la genialidad de Dostoievski en su novela El sepulcro de los vivos es insustituible, pues describe esencias que no requieren, para ser aprehendidas, cumplir exigencias académicas como son los formatos obligatorios para publicar, puesto que la aproximación de los escritores está basada en la libertad y el uso discrecionalidad del lenguaje para narrar situaciones de la vida.

Pandemia

  Por: Juan Morales Ordóñez -

¿Pospandemia? Pensé en cada una de estas palabras como posible título para esta nota. Escogí la que consta escrita porque pienso y siento que aún estamos en ella pese a los intentos globales y locales por salir y retomar formas de vida lejanas y perdidas, recordadas por una sensibilidad que las evoca superficialmente, porque casi no tenemos tiempo para otro tipo de enfoque que requeriría procesos de introspección solo posibles en escenarios de tranquilidad y aislamiento, indispensables para el duelo y la reflexión.

Nos motivamos los unos a los otros a seguir adelante, a continuar, a ser resilientes frente a la angustia y al dolor por nuestros muertos, por los de los otros, por los de todos y también a serlo frente a la serie de infortunios que la pandemia trajo… económicos, psicológicos, emocionales, de los cuales queremos alejarnos para continuar a cualquier precio, aún con los corazones destrozados y con las vidas rotas. Esta posición generalizada tiene sentido y nos exige una fortaleza y un temple que deberían llevarnos a no repetir nuestros errores, sino a algo nuevo que nos permita vivir de manera diferente, más lentamente, de manera menos ambiciosa por logros materiales y más exigente en la búsqueda de trascendencias espirituales que siempre se conectan con la práctica de comportamientos como la simplicidad, la solidaridad y el respeto por la vida de todos y de todo.

Las palabras y los hechos

  Por: Juan Morales Ordóñez -

Palabras, palabras y más palabras por un lado y por otro hechos consumados, contrarios a lo que ellas dicen, porque son utilizadas venalmente a modo de escenario montado, falso e hipócrita, revelando una práctica de la política en el peor de sus sentidos, para posicionar un discurso también falaz, que guarda las formas cuando se remite a ciertas categorías y objetivos comunes… “queremos estabilidad, nos interesa el bien del país, rechazamos la violencia, somos demócratas” y otras de ese tenor, envilecidas por quienes las pronuncian sin comprometerse con ellas porque cuando hablan saben que son un parapeto para sus propios fines –esos sí no expresados– que esencialmente son alcanzar sus objetivos propios ya sean económicos o de beneficios.

Pese al análisis que toda la sociedad realiza mayoritaria y diariamente en todos los ámbitos sobre la situación política del país, quienes somos ciudadanos que tratamos otros aspectos de la realidad cotidiana, en esta ocasión también y ya personalmente nos sumamos a esas voces, pese a que siempre busco como individuo respirar aires positivos que provienen de otros ámbitos. El deterioro institucional y el riesgo de escenarios caóticos es abrumador y nos involucra a todos exigiéndonos tomar posición como ciudadanos ecuatorianos.

Brasil y la educación superior

  Por: Juan Morales Ordóñez -

Es el quinto mayor país del mundo y el más grande de América del Sur. Ocupa casi el cincuenta por ciento de su territorio y limita con todos los otros de la región con excepción de Ecuador y Chile. Tiene una población de casi doscientos veinte millones de habitantes, que se equipara a la suma de la de todos los otros países del subcontinente. Es la economía más fuerte de Sudamérica con importantes indicadores en producción de café, caña de azúcar y soja, extracción de hierro, aluminio, carbón, petróleo. Exporta madera, ganado y carne bovina. Es importante su industria en textiles, aeronáutica, farmacéuticos, automotores, siderurgia y química, y también lo es en prestación de servicios de telecomunicaciones y turismo.

Su sistema de educación superior es el más fuerte de la región. En la clasificación latinoamericana del Times Higher Education 2021, de las diez universidades destacadas como mejores, siete son brasileñas.

La supremacía tecnológica

  Por: Juan Morales Ordóñez -

Esta afirmación podría parecer paranoica, exagerada o en el mejor de los casos desfasada por estar conectada a referentes provenientes de imaginaciones fértiles y hasta afiebradas relacionadas con la ciencia ficción pura. Pero no lo es. Por el contrario, la validez de esta tesis puede defenderse porque los elementos reales para hacerlo son abundantes.

Internet es el ejemplo más evidente, pues permite –a modo de primera referencia– mirar la conexión indisoluble del quehacer humano con su creación. Una gran cantidad de actividades individuales y sociales se realizan en la red informática y muchas no pueden hacerse si no es a través de ella. Sin internet, formas culturales contemporáneas simplemente no podrían darse, ni serían. También las redes sociales, formas tecnológicas de comunicación, se convierten para muchos y quizá para todos, en mecanismos casi indispensables de relacionamiento.