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En honor al Congreso Ética, Universidad y Sociedad El Concepto de Derecho y la Ética, que tendrá lugar en el mes de octubre del presente año, hemos dedicado este espacio dentro de Lecturas Recomendadas que recoge los papers y libros, en cuatro idiomas distintos, a resaltar los libros y trabajos académicos en materia de Ética y Derecho.
Dentro de esta selección, los lectores encontrarán obras que no excluyen a ninguna rama del derecho, y destacan a la ética como factor que acompaña siempre al estudio y ejercicio del mismo.
Estas páginas son algo más que unos apuntes de observaciones y mucho menos que un cuerpo de doctrina. Nada hay en ellas de científico ni de narración amena. Son, sencillamente, la expresión de un estado de conciencia.
Ved por qué las escribo y no consideréis jactancioso lo que vaya deciros. En este año he cumplido veinticinco de ejercer la Abogacía. Llego a las bodas de plata joven aún -lo más joven que puede arribarse a ese puerto- y tengo por mi oficio no la misma afición que me animó al comenzar, sino una vocación multiplicada y depurada, un entusiasmo ardiente, una fe invulnerable. Naturalmente, al saborear en tan amplio período la vida interna de mi carrera, es decir, la que siguf! el alma sin que se traduzca en los menesteres externos del trabajo, se ha ido formando una red de conceptos, una serie de concreciones espirituales, una decantación de la voluntad, una categoría de ideas abstractas, que vienen a ser cómo el sedimento de mi existencia profesional.
Es común encontrar estudios a partir de los cuales la educación de los abogados se analiza bajo una perspectiva metodológica, cobrando peculiar interés todos aquellos temas asociados a la pregunta: ¿cómo se enseña el derecho? Se discuten, en este sentido, cuestiones como las ventajas y desventajas de la docencia interdisciplinar, la composición de los sistemas de organización de las exposiciones teóricas, el desarrollo de las capacidades intelectuales y las habilidades técnicas vinculadas al ejercicio de la abogacía, etcétera.
La aplicación de las normas deontológicas es hoy día indispensable en el quehacer cotidiano del hombre, pero sobre todo en aquellas que desarrolla el jurista, que si bien ejerce una profesión humanista con altos valores éticos como la justicia, la equidad, la lealtad, la verdad y la seguridad jurídica, es común que de él se escuchen, de entre la vox populi, frases tan conocidas y lapidarias como: Entre abogados te veas, Dios libre a esta casa de abogados, Ojalá nunca tenga que caer en manos de un abogado, Mi abogado se vendió a a otra parte, Abogánsters, y muchas otras similares. Es claro que las más de las veces estas expresiones son injustas, pues ciertos pseudoprofesionales del derecho, denominados con bien ganado sarcasmo leguleyos, picapleitos, coyotes, simuladores, tinterillos, etc., se ostentan como abogados sin serlo y han desprestigiado tan noble actividad.Por laza razones señaladas es importante fomentar y poner en práctica las normas deontológicas en cualquier ámbito social o del conocimiento en que nos desenvolvamos, de manera especial entre estudiantes y profesionales del derecho, a fin de que las mismas dejen de ser letra muerta y se conviertan en una exigencia, tal como lo demandan los tiempos y la sociedad actuales.En el presente trabajo se estudia la deontología jurídica es decir, los deberes éticos y jurídicos del abogado y del servidor público.
La finalidad fundamental es la de presentar brevemente las aportaciones de Kelsen a diversos campos del pensamiento jurídico y filosófico. Por ello, se expone tanto el concepto de la pureza metódica como la construcción conceptual en los «Problemas Capitales» de la norma coactiva y de la imputación (Sollen). Se expone la tesis de la identidad del Derecho y el Estado y se indica cómo se plantean y resuelven jurídicamente los problemas relativos al Estado. Dentro de la Dinámica Jurídica se analizan escuetamente las formas de Estado y sus relaciones con las concepciones del mundo. Se hace mención a la primera edición de la Teoría pura del Derecho y de la publicación de la Teoría general del Derecho y del Estado. Se presentan las aportaciones a la teoría de la constitución y del Derecho internacional y se enumeran todos los ensayos sobre la filosofía de Platón y sobre el origen de la ley de causalidad a partir de conceptos normativos, en especial el principio de retribución, así como las críticas a la teoría política y jurídica del marxismo y del comunismo.
Es conocida la frase expresada por algunas personas, al decir: “...lo mío es muy básico...”. Tal muletilla lejos de constituir una falsa modestia, entiendo intenta ser un deseo personal de alcanzar al menos a ser o saber lo básico.
Todos aquellos que estamos inmersos en alcanzar la inalcanzable perfección, soñamos con aproximarnos a ella, y a veces trabajamos en pos de ello. Tengo por cierto que, en ningún aspecto de la vida, mucho menos en el académico,
lograremos aproximarnos a ello si no estamos cimentados en una base sólida. En fin, al igual que ningún arquitecto intentaría construir una casa, mucho menos un edificio sobre una base carente de solidez, normalmente intentamos elevar grandes construcciones sin cerciorarnos previamente si tenemos una base sobre la cual puedan apoyarse las vigas del conocimiento. Es decir, por ignorantes o por intentar ser veloces queremos saber mucho sin considerar previamente, si sabemos lo básico.
En más de una ocasión había intentado poner en orden los apuntes que recurrentemente he utilizado con mis estudiantes a lo largo de estos años de estar compartiendo el curso de Ética Profesional, pero cada finalización de ciclo y al encontrarme con algunos libros de la materia, el conjunto de mis notas se modificaba, tratando de incorporar algunos elementos que enriquecieran el texto de los mismos. Con el tiempo descubrí que es, como diría mi abuela, la de nunca acabar. Y es que el conocimiento, mucho más ahora que antes, cambia vertiginosamente y con ello, trata de ser respuesta a las diversas situaciones que el hombre enfrenta. Comprendí, que el poner por escrito algo, no capitula lo que sobre ese saber se puede conocer, nada más marca un hito en ese devenir histórico que como humanos hemos de recorrer en pos de adquirir mayores conocimientos que nos permitan ser mejores hombres y mujeres cada día.
Primera duda o cuestión: Si las guerras que los españoles les han hecho y hacen contra los indios son justas y de derecho se pueden tolerar, y no lo siendo, ¿si serán obligados todos los que se hallaron en ellas a restituir todos los daños espirituales y temporales que de ellas nacieron insolidum o cada uno el daño que hizo? (Juan del Valle, Conclusiones del Sínodo Diocesano celebrado en Popayán en 1558) El cuestionamiento por la justicia pronunciado en las Conclusiones del Sínodo de Popayán de 1558 por el Obispo Juan del Valle (del Valle, 1975), émulo de Bartolomé de Las Casas en la Nueva Granada, atraviesa los siglos de ardua génesis de los pueblos latinoamericanos como reclamo que se traslada de sus originales destinatarios ibéricos a los sectores internos y externos, públicos y privados, religiosos y seculares, que desde aquella época han implantado sus privilegios de todo orden sobre las injusticias sistemáticas perpetradas contra habitantes nativos y representantes de otras etnias discriminadas, pobladores pobres del campo y de la ciudad expoliados en función de la sacrosanta acumulación, mujeres, minorías sexuales y otros sujetos secularmente marginados.
Recuerdo que cuando ingresé a la Universidad, lo primero que llamó mi atención es que los profesores no se preocupaban para nada de ti. No quiero decir que no les resultaran importantes los alumnos. Me refiero más bien a que los profesores daban por hecho que tú tenías que hacerte cargo de las cuestiones más básicas de tu propia formación. Ellos iban y daban clase. Si estabas listo o no era problema tuyo; si se aprovechaban o no las clases, era una decisión que uno mismo tenía que tomar. Nadie iba a decidir por nosotros sobre el empeño que debíamos poner en nuestros estudios.
Estos Apuntes constan de cuatro partes. Tras una alusión muy breve a la penetración de las ideas más básicas sobre la justicia en nuestra cultura, expongo las explicaciones que dieron los filósofos y teólogos que he llamado “Nominales”. Quien asuma esta primera parte de la exposición, está en condiciones de entender las teorías sobre la justicia de la Edad Moderna y del siglo XX. En segundo lugar, aludo a la doctrina de Tomás de Aquino, porque el estilo biológico aristotélico es plenamente actual; la crisis del método científico veteromecánico en el siglo XX ha hecho que muchos investigadores –pensemos en Whitehead o Heisenberg- vuelvan la vista hacia Aristóteles, y por tanto hacia el de Aquino. En un tercer momento trato, de forma tanto expositiva como crítica, la génesis, el desarrollo y el fracaso del empirismo que ha estado en la base de la negación de la objetividad de la justicia; pues el sector triunfante momentáneamente en la Modernidad ha negado la objetividad tanto de la justicia como de cualquier filosofía práctica. Y, finalmente, expongo mis propias intuiciones sobre las bases de la justicia.
La revalorización de lo particular frente a lo universal y abstracto, contextualismo y universalismo, son hoy los términos de un dilema en filosofía moral en el que, en contra de la posición universalista, laten las mismas objeciones que Hegel hiciera al "universalismo abstracto" de la ética kantiana. Sin perder nunca de vista el modesto papel que corresponde a las discusiones filosóficas en el campo de la moral, Habermas se enfrenta en los dos primeros artículos recogidos en este libro a ese dilema que hoy se ha puesto de moda, y trata de absorber en la posición universalista la defensa de lo particular implícita en la posición de Hegel. En el magnífico trabajo que les sigue sobre las relaciones entre derecho, moral y política, Habermas recurre al tipo de consideración histórica, sociológica y filosófica que le es característico y hace uso de esa posición universalista para proceder a una reformulación de los distintos hilos de tradición que convergen en la idea de Estado democrático de derecho.
The similarities and differences between ethics, morality and law is complex and a matter of considerable disagreement. Some have argued that law properly targets immoral or unethical conduct. Those who defend the liberal view that law should not be used to prohibit immoral conduct that does not harm others need not be legal positivists. While liberals want to restrict the law from forcing certain moral or religious codes of conduct on citizens, they do support the use of law to impose one particular moral conception that holds that all individuals have liberty interests and rights and that it is wrong to violate these rights by causing harm to others.
This chapter will provide an explanation of how educational law, professional ethics, and professional standards are the principles that regulate and guide the practice of school psychology. As either a novice or experienced school psychologist, it is important to be aware of how contemporary legal and ethical guidelines form the basis for the practice of school psychology. This applies to the multiple roles school psychologists assume each day as they assess and counsel students, consult with teachers and parents, plan and develop educational programs, and respond to a myriad of questions regarding best practice decisions impacting the students. Moreover, this chapter will focus on the use of educational law and professional ethics as the scaffolding that school psychologists should rely upon to guide their professional practice.
The primary job of the lawyer is to give the client access to the law in its multitude of facets. The litigator provides access to the dispute resolution mechanisms that are our civil and criminal courts and to the substantive law that they apply; the "deal maker" provides access to the structuring aspects of the law, regimes of contract, corporate law, securities, property, and trust; the family law lawyer and the estate planner provide access to systems of law that include both court resolution and structuring by legal mechanisms; and so on with all sorts of law and lawyers. Each of these functions combines the lawyer's knowledge of the law with the client's need for or ability to profit from access to that law.
One, a[n] [autonomous vehicle] may not injure a human being, or, through inaction, allow a human being to come to harm. . . . Two, . . . a[n] [autonomous vehicle] must obey the orders given it by human beings except where such orders would conflict with the First Law. . . . Three, a[n] [autonomous vehicle] must protect its own existence as long as such protection does not conflict with the First or Second Laws.
In the past several decades, due to the severe shortage of transplantable organs, organ procurement from executed prisoners have been used to transplant organs, which goes against international ethics standards. As of January 2015, China phased out the use of executed prisoner organs and embarked on its transplant reform. Since then, many efforts have been made to meet the international ethics guidelines on organ transplants. In this study, we aim to elaborate on the status quo of organ procurement from executed prisoners from the perspective of ethics and law. Although China has made great progress in organ donation and transplantation, some Western transplant surgeons and bioethicists still hold outdated views on organ donation and transplantation in China, which will not bring any benefits to its development and will alienate it from the international transplant community. In this study, we propose that both the international transplant society and Chinese transplant community, with mutual cooperation and trust, should jointly make efforts to advance the development of organ donation and transplantation in China.
There are doubtless many practical and professional problems that arise in the global legal practice, but this paper suggests that not least of these are issues of legal ethics, in part generated by the global context and not easily amenable to resolution by reference to any single code within the "home" or "host" jurisdiction. For example, there may be difficulties in isolating precisely what those ethical obligations might comprise. These obligations might be rooted in the requirements of local law, but they might arise equally from the values and expectations of the client, or from other lawyers whether inside or outside of the firm in question. The common expectation of regulatory control exercised by a professional bar may be replaced by a fluidity in which clearly defined rules and duties are not easily discernible. The questions that this paper seeks to answer are: How might lawyers best be provided with and follow ethical approaches appropriate to the delivery ofglobal legal services, and what is the role that firms might play in achieving this?
The aim of the law is to maintain social order, peace, and justice in society, whereas the aim of ethics is to provide codes of ethics and conduct that help people to decide what is wrong, and how to act and behave. Laws provide a minimum set of standards for obtaining good human behavior. Ethics often provides standards that exceed the legal minimum. Therefore, for the best behavior, both law and ethics should be respected. The Internet of Things (IoT) involves a large number of objects and humans that are connected via the Internet ‘anytime’ and ‘anyplace’ to provide homogeneous communication and contextual services. Thus, it creates a new social, economic, political, and ethical landscape that needs new enhanced legal and ethical measures for privacy protection, data security, ownership protection, trust improvement, and the development of proper standards. This survey and opinion article is concerned with the ethics and legislation of the IoT and provides an overview of the following: definition and history of the IoT; general ethical principles and theories that are available for application in the IoT; the role of governments in the IoT; regulations in the European Union (EU) and United States for the IoT’ IoT characteristics that have the potential to create ethical problems; IoT ethical questions and principles; IoT security, privacy, and trust aspects; and the ethical culture of IoT-related companies.
Our keepers of the peace and enforcers of the law are surrounded by crime and criminals, but something separates them from criminality. The criminal justice system is complex, but one thing grounds it’s practitioners: a foundation of ethics. According to Peak (2012), “ethics involves doing what is right or correct and is generally used to refer to how people should behave in a professional capacity” (p. 278). This paper will explore the role that ethics plays in the three facets of justice: law enforcement, the courts, and corrections. Additionally, this paper will look at the results that ethical criminal justice practitioners have on the criminal justice system, as well as examine what results when ethics are replaced by selfishness and corruption. Ethics are foundational to the criminal justice system and to the achievement of it’s overarching goals: preservation of peace and fulfillment of justice. Without ethics, peace and justice are improbabilities and corruption is a foregone conclusion.
Numerous science, technology and engineering developments are perceived as raising privacy concerns. As such, privacy repeatedly finds itself addressed through the mixed lens of an ‘ethical-legal’ (if not ‘ethical-legal-social’) perspective. The aim of this contribution is to dispute the validity of this indistinctive approach, to stress its shortcomings, and to investigate the paths that help to disentwine ethics and law in accordance with their respective singularities and the distance between them. The paper’s basic premise is that it is not possible to address the articulation between law and ethics from a neutral, un-aligned, un-attached perspective, and that, regardless of the perspective adopted to examine them, and irrespective of their many intersections, ethics and law are to remain uncoupled. The contribution illustrates how contemporary discourse on privacy can be affected by the merging of the ethical and the legal with examples taken from support of security research in the European Union (EU). Examining the limits of this viewpoint, it puts forward that legal and ethical perspectives of privacy will always remain separated by a gap, and that it is by embracing such gap, instead of attempting to erase it, that the study of privacy should be apprehended. Continuously seeking and questioning the boundaries between law and ethics is, it is suggested, perhaps the most ethical approach to enter the subject.
This article analyzes the relationship between ethics and law in the regulation of biomedical research in Chile. To this end, a comparative study was carried out on the main international ethical regulations (Declaration of Helsinki and Guidelines of the Council for International Organizations of Medical Sciences), having as a reference the ethical requirements for assessing biomedical research proposed by Emanuel, Wendler and Grady. The tensions and inconsistencies found between the two regulatory areas are evaluated and commented, especially those in which the Chilean legislation presents legal gaps, deficiencies or is more demanding than the international ethical standard. We make some suggestions for improving the Chilean legal regulation of biomedical research, including strengthening the deliberative role of ethics committees and systematizing the legal framework related to research to achieve a more structured and complete legal body.
Does professional lawyering demand that a lawyer act ethically? The legal profession's answer to this question remains ambivalent. Some lawyers treat ethics as a necessary evil, endured as a course in law school but quickly put aside in the daily practice of law. Other lawyers conveniently invoke ethics to buttress their image and prove that lawyers are more than "hired guns." Ethics should neither exist as an incidental adjunct to the curriculum nor as mere rhetoric used to improve a lawyer's image. Rather, ethics should function as the core of a lawyer's practice. Without ethics, true professionalism and good lawyering escape us. This article will sketch the recent growth of the field of professional ethics and describe the general role of ethics in professional life. Then it will identify four essential contributions ethics makes to lawyering.
This essay examines Aristotle’s account of justice as a virtue in the Nicomachean Ethics by considering two related parts of it: Aristotle’s elevated account of justice as lawfulness and his description of equity as a virtue. I focus on moral rather than legal questions by emphasizing Aristotle’s identification of justice as lawfulness with complete virtue, and a broad sense of equity as superlatively good character. Some of the more difficult passages in book 5 prove to be tied together by the question of the goodness of justice and I argue that Aristotle points to a specific confusion in this regard characteristic of virtuous people. I conclude that Aristotle’s critique of our ordinary opinions about justice offers crucial, albeit limited, support for the superiority of the contemplative life announced at the end of book 10.
Is it possible to rescue the concept of role-differentiated morality from the seemingly devastating criticisms leveled at the “standard conception” of legal ethics as amoral lawyering? The famous question posed by Charles Fried, “Can a good lawyer be a good person?” accepted the premise that “good lawyers” are professionally obligated to pursue the interests of their clients even when doing so would "use the law to the prejudice of the weak or the innocent" and detract from the common good. Fried argued that the lawyer’s role as partisan advocate for her clients is morally justified by the relationship between the person and the legal system; each of us should be free to pursue lawful purposes, and can indeed claim a right to be free to act as we choose within the “bounds of the law”.
It is said that the ethics and the law resemble as they pursue the same goal: Justice achievement and the truth. Also, generally speaking, the foundation of law is or should be a moral one, the law becoming a “moral enacted”. The following paper aims to establish the relation between ethics and law, examining, also, the differences between the two types of rules - the judiciary and the moral ones.
The aim of this paper is to analyze the relationship between the complimentary concepts of ethics, morality, and law. To a certain extent, these related concepts share some common features. Ethics as a discipline is concerned with what is morally good and bad, and right or wrong, while morality deals with standards and rules of good conduct in society, and law, as a cognitive process, regulates social life through the promulgated rules crafted by a legitimate authority. But how are the differences or similarities between these interrelated concepts expressed? First, the main difference between law and morality appears in the mode of expression. Morality is expressed through the conduct of the individual and his relationship with others, whereas the law applies to the external behavior of individuals in their relation to one another as citizens. Morality is in some way an integral part of law, and every legal system, and to that extent is inseparable from it. Second, although ethics and morality are often used interchangeably, the difference between them, as we will examine further, is more than a matter of terminology, as the terms clarify the relationship of individual values to those within the social and legal order. Finally, regarding legal ethics, the importance of this discipline lies in shaping lawyers' behavior and professional conduct that are principles they should conform to as members of both the social and legal communities.
Theories of the state gravitate toward either of two poles. Few of them have been able to settle in a middle ground. This is unfortunate, since, though most of them get something important right about the state, few of them incorporate the complementary insight associated with the other pole. At one of the poles the state is treated as an instrument for advancing some concrete social force: the economy, a dominant group, or technology. Many recent theories of the state try to avoid this pole through their emphasis on the state's ability to run counter to such social forces. These theories then set out from the autonomy of the state and move in the direc- tion of the other pole. The key factor associated with this other pole is the legitimating activity of the state. It legitimates its own rule and indirectly the dominant social forces of the nation. The state does a variety of things to gain acceptance. It secures its rule through economic activity, such as bolstering consumer demand; through political activity, such as funneling insurgencies into mainstream parties; and through ideological activity, such as fashioning the framework for public education.
The Republic of Plato is the longest of his works with the exception of the Laws, and is certainly the greatest of them. There are nearer approaches to modern metaphysics in the Philebus and in the Sophist; the Politicus or Statesman is more ideal; the form and institutions of the State are more clearly drawn out in the Laws; as works of art, the Symposium and the Protagoras are of higher excellence. But no other Dialogue of Plato has the same largeness of view and the same perfection of style; no other shows an equal knowledge of the world, or contains more of those thoughts which are new as well as old, and not of one age only but of all. Nowhere in Plato is there a deeper irony or a greater wealth of humour or imagery, or more dramatic power. Nor in any other of his writings is the attempt made to interweave life and speculation, or to connect politics with philosophy. The Republic is the centre around which the other Dialogues may be grouped; here philosophy reaches the highest point (cp, especially in Books V, VI, VII) to which ancient thinkers ever attained.
This chapter discusses Lon L. Fuller's book The Morality of Law. This imaginative, original, and thought-provoking book is richly stocked with a variety of themes, many of which deserve a much fuller treatment than this chapter accords to them. Its central theme is the unique virtue of conceiving of law and even of defining ‘law’ as ‘the [purposive] enterprise of subjecting human conduct to the governance of rules’. The morality of duty and the morality of aspiration, and the inner and external moralities of law are described. In this book, Fuller considers the appropriateness to different types of issue of different decision-procedures, among them adjudication and majority vote.
There is a wide variety of opinions about what one ought to do or not to do in certain situations. Almost everyone has some rules of conduct and is sooner or later confronted with questions about the meaning of life, problems related to technological developments, genetical manipulations, the economic order, the use of drugs and similar issues. So the study of the foundations of our moral life is of considerable importance. In the course of time different ethical systems have been developed such as the ethical thought of Plato, the ethics of Aristotle, Epicurus and the Stoa in classical antiquity.
At the heart of this book is the age-old question of how law and morality are related. The legal positivist, insisting on the separation of the two, explicates the concept of law independently of morality. The author challenges this view, arguing that there are, first, conceptually necessary
connections between law and morality and, second, normative reasons for including moral elements in the concept of law. While the conceptual argument alone is too limited to establish a sufficiently strong connection between law and morality, and the normative argument alone fails to address the
nature of law, the two arguments together support a nonpositivistic concept of law, toppling legal positivism qua comprehensive theory of law.
Nature has placed mankind under the governance of two sovereign masters, pain and pleasure. It is for them alone to point out what we ought to do, as well as to determine what we shall do. On the one hand the standard of right and wrong, on the other the chain of causes and effects, are fastened to their throne. They govern us in all we do, in all we say, in all we think: every effort we can make to throw off our subjection, will serve but to demonstrate and confirm it. In words a man may pretend to abjure their empire: but in reality he will remain. subject to it all the while. The principle of utility recognizes this subjection, and assumes it for the foundation of that system, the object of which is to rear the fabric of felicity by the hands of reason and of law. Systems which attempt to question it, deal in sounds instead of sense, in caprice instead of reason, in darkness instead of light.
The law is rarely out of the news. It frequently stimulates controversy. While lawyers and politicians celebrate the virtues of the rule of law, reformers lament its shortcomings, and cynics question its professed equivalence with justice. Yet all recognize the law as a vehicle for social change. And few doubt the central role of law in our social, political, moral, and economic life.
But what is this thing called law? Does it consist of a set of universal moral principles in accordance with nature (see Chapter 1)? Or is it simply a collection of largely man-made, valid rules, commands, or norms (Chapter 2)? Does the law have a specific purpose, such as the protection of individual rights (Chapter 3), the attainment of justice (Chapter 4), or economic, political, and sexual equality (Chapter 6)? Can the law be divorced from its social context (Chapter 5)?
There are human goods that can be secured only through the institutions of human law, and requirements of practical reasonableness that only those institutions can satisfy. It is the object of this book to identify those goods, and those requirements of practical reasonableness, and thus to show how and on what conditions such institutions are justified and the ways in which they can be (and often are) defective.
It is often supposed that an evaluation of law as a type of social institution, if it is to be undertaken at all, must be preceded by a value-free description and analysis of that institution as it exists in fact. But the development of modern jurisprudence suggests, and reflection on the methodology of any social science confirms, that no theorist can give a theoretical description and analysis of social facts without also participating in the work of evaluation, of understanding what is really good for human persons, and what is really required by practical reasonableness.
The structure, organisation, and regulation of the legal profession, at fi rst, appear a somewhat boring issue. Yet it tells us much about how the profession understands itself, is understood by society, and is able to exercise power. In this chapter, we will consider who is allowed to become a solicitor or a barrister and what training they must have completed. Further, we will consider the nature of the ethical guidance issued by the profession. Essential to any system of professional ethics is some form of enforcement and sanction. Of course, most lawyers will follow the guidelines using common sense and will not be tempted to act in an unethical way. However, if public confi dence is to be maintained and the ethical principles are to be taken seriously, then there must be consequences for those who do breach the ethical codes.
Law's Empire is a 1986 text in legal philosophy by Ronald Dworkin, in which the author continues his criticism of the philosophy of legal positivism as promoted by H.L.A. Hart during the middle to late 20th century.
International humanitarian law forms a major part of public international law (see opposite) and comprises the rules which, in times of armed conflict, seek to protect people who are not or are no longer taking part in the hostilities, and to restrict the methods and means of warfare employed. More precisely, what the ICRC means by international humanitarian law applicable in armed conflicts is international treaty or customary rules which are specially intended to resolve matters of humanitarian concern arising directly from armed conflicts, whether of an international or non-international nature; for humanitarian reasons those rules restrict the right of the parties to a conflict to use the methods and means of warfare of their choice, and protect people and property affected or liable to be affected by the conflict (see Q3, Q6 and Q17, which provide useful additional information).
Efforts to harmonise ethics assessment across the European Union or across the world need to take into account the significant differences in institutions, values, legal frameworks and cultural practices that exist between different countries and regions. These differences do not automatically imply that no harmonisation is possible (to say so would also preclude the existence of international laws and standards), but they may imply that not every element in ethics assessment can be harmonised.
The aim of this book is to provide the reader with some entry
points into the worlds of human rights thinking, activism, and
law. This book concentrates on the power of ideas to mobilize
people against injustice and indignities. Human rights do not
really resolve the tension between competing interests and various
visions of how the world should be; rather, human rights ideas
provide the vocabulary for arguing about which interests should
prevail and how best to achieve the ends we have chosen.
When, in 2017, the European Parliament adopted the Resolution with Recommendations to the Commission on Civil Law Rules on Robotics,1 it introduced the topic in an unusual way, for a legal document:
whereas from Mary Shelley’s Frankenstein’s Monster to the classical myth of Pygmalion, through the story of Prague’s Golem to the robot of Karel Čapek, who coined the word, people have fantasised about the possibility of building intelligent machines, more often than not androids with human features.
Freedom of expression is a universal human right that applies equally to the internet as to the offline world.1As an international intergovernmental organization with a global remit that promotes universal values, UNESCO is exploring a conceptual framework of internet ‘universality’ according to which respect for four core principles is a precondition for the Internet to be universal: human rights, openness, accessibility; and multistakeholder participation. The four can be summarized by the mnemonic R – O – A – M (Rights-based, Open, Accessible, Multistakeholder driven).2 This report addresses challenges for realizing the first principle, human rights. The research also helps to inform UNESCO’s implementation of a comprehensive and consultative multi-stakeholder Internet study as mandated by the Organization’s 37th General Conference Resolution 52.3
This book is about the ethical principles that govern the professional activities of lawyers and the relationship of lawyers' ethics to two important normative domains: first, general moral considerations that apply to all of us, as moral agents; and second, to the law, with its characteristic ways of making and justifying demands on citizens of a society. In a modern, complex society in which people disagree about morality and justice, the law is an important source of social stability and solidarity.
This book addresses a challenge. It is a challenge all social work practitioners must tackle, and it is a particular challenge for students on social work qualifying and post-qualifying programmes, for whom the book is particularly intended. In a nutshell the challenge is this: how do social workers, practising within the UK legal context, act ethically and legally?
Behind this lies a more fundamental question: what do we understand by ethics and how does social work law relate to it? Social work practice in all countries incorporates a clear, unstinting commitment to social justice, but what is social justice? A preliminary understanding of ethics and ethical theory together with clarification of what is meant by social justice, is absolutely essential for anyone intending to practise social work.
SOME years ago when I called on a distinguished Oxford philosopher, I heard him say in a worried voice to one of his pupils, " I am not at all happy about pleasure." When I delivered the Hamlyn Lectures at the University of Manchester last November I was not at all happy concerning the relation between sanction and law. In defining law as a rule of human conduct which is recognised as being obligatory I rejected the view that the sanction is an essential element in law. It did not seem to me that it was possible to explain constitutional law, international law, religious law, or moral law in terms of a threatened evil.
It may seem odd to begin a textbook analysing the law and politics of the British constitu-
tion by quoting from the United States’ Declaration of Independence, a document draft ed
by Th omas Jeff erson in 1776. Th e Declaration was written because the American colonists
rejected the British constitutional system under which they had previously been governed.
Jeff erson’s words were intended fi rstly to provide a justifi cation of the American colonists’
decision to rebel against British rule, and secondly to outline the broad moral principles
that the revolutionaries would try to preserve in their new country.
L’économie mondiale a été frappée au début du nouveau siècle par une grave crise de gouvernance au sein des entreprises. Le scandale d’Enron a marqué la vie des affaires et a conduit les différents acteurs à replacer la réflexion éthique au cœur de l’entreprise. Les débats ont été particulièrement vifs aux États-Unis et ont connu des traductions juridiques au travers de la loi Sarbanes-Oxley. Cette loi a introduit l’obligation, pour des sociétés cotées aux États-Unis, de mettre en place un système de «whistleblowing» (traduit en français par «procédure d’alerte » ou « alerte éthique ») permettant aux salariés d’effectuer de façon confidentielle et anonyme des remontées d’informations concernant les fraudes ou les malversations en matière comptable ou financière dont ils auraient connaissance.
Sous l’autorité du gouvernement élu et en vertu de la loi, les fonctionnaires fédéraux jouent un rôle fondamental pour servir la population canadienne, les collectivités et l’intérêt public. À titre de professionnels dont le travail est essentiel au bien-être du Canada et à la viabilité de la démocratie canadienne, ils sont garants de la confiance publique. La Constitution du Canada et les principes de gouvernement responsable sous-tendent le rôle, les responsabilités et les valeurs du secteur public fédéral.1 Les principes constitutionnels quant à la responsabilité des ministres dictent les relations entre ministres, parlementaires, fonctionnaires2 et membres du public. Un secteur public fédéral professionnel et impartial est un élément clé de notre démocratie.
Le droit, la déontologie qui en découle, la morale de chacun et l’éthique constituent des champs de valeurs qui se rapprochent, se séparent, se recouvrent et s’opposent en chacun de nous. D’où sans doute la confusion qui est fréquente entre ces différents référents de valeurs dans le chef de nos concitoyens en général comme dans la pensée de beaucoup de soignants en particulier. Ainsi, des soignants estiment que leur déontologie, lorsqu’elle existe, les place audessus des lois, alors qu’elle n’est qu’une simple déclinaison de la loi ! De même, il y a de fréquentes confusions entre la morale personnelle et le champ éthique de la réflexion qui sied à notre pratique de soignant.
Le principal pari de cet ouvrage est d’ajouter un chaînon ultérieur aux analyses qui, depuis quelques années déjà, essaient de penser l’éthique et la politique à partir de leur lien indissoluble avec cette dimension fondamentale de notre expérience, ce lieu « où l’on n’a jamais été » – pour reprendre une expression de Stanley Cavell –, qu’est l’ordinaire. Cette problématique, qui a été inaugurée ou, en tout cas, élaborée pour la première fois de manière systématique et philosophiquement cohérente par Cavell dans le sillage de Ludwig Wittgenstein, de Ralph Waldo Emerson et de Henry David Thoreau, fait aujourd’hui l’objet d’un intérêt renouvelé et, notamment grâce aux travaux de Sandra Laugier, elle est désormais au centre de toute une série de perspectives qui s’élaborent au croisement de la philosophie du langage, de la philosophie morale et de la philosophie politique, ainsi que de l’anthropologie, de la sociologie et de l’esthétique. Une éthique et une politique de l’ordinaire 1 sont donc en train de surgir et d’être explorées.
Traditionnellement, les institutions publiques, tout comme l’ensemble des sociétés humaines, ont eu recours à différents modes de régulation des comportements, en vue d’assurer, a minima, le maintien de la paix sociale et au mieux, d’assurer la qualité du vivre-ensemble. Ces modes de régulation des comportements vont habituellement de la morale à l’éthique en passant par les mœurs, le Droit et la déontologie. Ce sont ces différents modes qui seront l’objet de mon propos. Mon intention étant, pour chacun d’eux, de présenter à la fois leurs spéci cités, leurs similitudes, tout en m’attachant à démontrer leur nécessaire complémentarité au service de ce que l’on pourrait quali er de « système complexe de régulation des comportements ». Un système qui, lorsqu’il est présent au sein d’une organisation ou d’une institution
L’émergence de la médiation depuis une vingtaine d’années a suivi une trajectoire qui se reflète dans l’évolution de ses différentes dénominations. La plus connue de toutes est évidemment en anglais : ADR (Alternative Dispute Resolution). En français, on retrouve MARC (modes alternatifs de règlement des conflits) ainsi que REJD (règlement extrajudiciaire des différends). Toutes ces dénominations insistent sur le caractère alternatif de ces modes de règlement. À quoi constituent-ils une alternative? Comme l’expression REJD l’indique, ils’agit bien du judiciaire. La médiation apparaît dèslors comme une réponse aux limites du judiciaire dansl’application du droit poursolutionner les litiges entre les personnes.
A number of observers and stakeholders have indicated that there is still a problem with the application and enforcement of the country’s language laws, in particular the Official Languages Act (OLA) of Canada. During the various consultations that have taken place to review the Act, a number of stakeholders have brought up the problem and suggested strengthening the application of the OLA. The following research note presents an analysis grid that attempts to identify the legal, social and organizational contexts influencing the effectiveness of language legislation. We used a multidisciplinary approach to develop the grid as part of a research project into the effectivity of provincial language legislation in the healthcare sector. We feel that it is appropriate to present it because it can be used in other sectors and for the OLA. Other research projects will be an opportunity to test, refine and validate this grid.
Les relations entre éthique et droit constituent une question plus que classique en théorie du droit, les deux vocables se retrouvent même accolés dans le titre d’un ouvrage d’un philosophe belge bien connu : Shaïm Perelman (1990). Les interrogations sur les rapports de l’éthique (ou de la morale) et du droit portent tout à la fois sur l’essence de l’un et l’autre concept et sur leurs relations spécifiques. D’un côté, les deux sphères se situent dans le domaine du devoir-être et, à ce titre, possèdent de nombreux traits communs, liés à leur commune normativité. La conséquence en est une durable interrogation sur leur éventuelle distinction, l’idée persistante que le droit serait une partie de la morale ou, plus précisément, que les règles juridiques ne seraient autres que des règles morales juridicisées (Terré, 2006, pp. 10-22).
Malaise ou simple constat? Le recours aux tribunaux est en constante progression depuis le tournant des années quatre-vingt, comme le constate le sociologue Jean-Louis Genard 1 , au point de susciter un véritable malaise au sein de nos démocraties occidentales 2 . Dans les faits, cette augmentation des causes entendues par les tribunaux reflète les nouvelles attentes des citoyens à l’égard du droit 3 . Ces derniers y recourent en effet de plus en plus pour demander aux magistrats de sanctionner des valeurs personnelles que chacun d’eux souhaite voir reconnaître par l’ensemble de la société 4 . De là ce malaise relatif à la capacité même du droit de répondre à cette demande citoyenne relative aux nouveaux types d’arbitrage qui lui sont soumis.
Neuf auteurs se partagent la tâche de démontrer que la philosophie ancienne qui donnait un contenu substantiel à l’éminente dignité de la nature humaine s’est perdue dans les sables mouvants de la Modernité où ce concept est devenu un mot passe-partout susceptible de légitimer toutes les causes désirables.
La sanction des pratiques anticoncurrentielles poursuit un double objectif : faire cesser la pratique et la réprimer, ainsi que dissuader les autres acteurs de marché de recourir à de tels comportements. À l’aune d’une économie de plateformes où le chiffre d’affaires de certaines entreprises dépasse le PIB de certains États et où la détermination d’un remède adéquat se complexifie exponentiellement, les sanctions pécuniaires et comportementales usuelles semblent devenir insuffisantes pour atteindre ces buts. Un questionnement sur le recours plus fréquent aux mesures usuelles ou aux procédures alternatives s’esquisse ainsi pour adapter l’arsenal répressif du droit de la concurrence aux plateformes d’intermédiation numériques.
Au regard de l’évolution de la robotique et de l’intelligence artificielle, la commission des affaires juridiques a estimé qu’il était temps que l’Union européenne intervienne concernant les questions juridiques et éthiques soulevées par ces nouvelles technologies. Un groupe de travail a alors été mis en place par la commission JURI en 2015. Celui-ci avait pour objectif principal d’élaborer les règles « européennes » de droit civil dans ce domaine (lege ferenda). Tout en respectant le droit d’initiative de la Commission européenne, le 31 mai 2016, il est ressorti de ce travail un projet de rapport (Initiative – article 46 du règlement) contenant des recommandations concernant des règles de droit civil sur la robotique. Ce projet contient une proposition de résolution du Parlement européen, accompagnée d’une annexe à la proposition de résolution détaillant les recommandations concernant le contenu d’une possible proposition législative, et d’un exposé des motifs. Comme l’indique ce dernier, le futur instrument a pour objet de fixer les « principes généraux et éthiques concernant l'évolution de la robotique et de l'intelligence artificielle pour un usage civil ».
Les propositions inscrites dans ce Livre Blanc sont nées de la nécessité et de l’espoir d’impulser, notamment à l’attention des pouvoirs publics, une réflexion de fond sur la médiation et les médiateurs. Suivant l’objectif imparti à un Livre Blanc, ce texte n’a aucunement la prétention d’être exhaustif. Il s’agit d’un socle commun de propositions portées par le collectif MÉDIATION 21. Il fixe un cadre général de ce que nous considérons tous comme un progrès pour la médiation en France mais dont nous savons aussi qu’il comporte encore des éléments à travailler sur lesquels nous resterons investis et vigilants.
La Commission des universités sur les programmes a reçu le mandat d’examiner la pertinence et la complémentarité des programmes des universités et de recommander aux établissements des modalités de concertation, pouvant aller jusqu'au partage de domaines ou de programmes, tout en maintenant une offre de la meilleure qualité et aussi diversifiée que possible.
Ces recommandations doivent tenir compte des ressources à la disposition des universités, des besoins sociaux et culturels en général ainsi que des réalités du marché du travail, de même que du voeu de la société québécoise, par l’intermédiaire de ses gouvernements successifs, de maintenir l’accessibilité à l’université pour tous ceux et celles qui en ont les capacités intellectuelles et la motivation, quelle que soit par ailleurs leur situation financière. C’est dans cette perspective que la Commission a adopté son Document de référence qui situe le cadre de ses travaux et, notamment, interprète la portée des impératifs que la ministre de l'Éducation souhaitait voir pris en compte, dans la lettre qu'elle adressait le 6 novembre 1996 au président de la Conférence des recteurs et principaux des universités du Québec, à l’occasion de son accord à la création de la Commission.
Dans quelle mesure la justice de Thomas d'Aquin « rappelle »+elle la justice d'Aristote? Thomas d'Aquin s'appuie sur la justice aristotélicienne pour construire sa propre conception de la justice, mais il y ajoute la notion de religion. L'hypothèse de notre recherche est que, si la notion de religion est un élément essentiel de la notion de justice dans la philosophie éthique de Thomas d'Aquin, on ne peut pas considérer la justice sans la notion de religion. Nous soutenons donc que la justice de Thomas d'Aquin est différente de la justice d'Aristote : le but de cette recherche est de l'établir, en montrant que la différence réside dans l'approche du divin et dans la conception de l'éthique. Comme il n'y a actuellement pas de définition communément acceptée de la religion, nous pensons que la théorie médiévale de Thomas d'Aquin sur la religion, qui fait de la religion une vertu, pourrait peut-être élargir la réflexion contemporaine sur la définition de la religion. Notre approche est basée sur la « nouvelle critique » des textes, dont le but est de faire émerger le sens du texte lui-même et d'expliciter la constitution de ses structures. Notre recherche est philosophico-éthique : la notion de justice est ainsi traitée dans une perspective de philosophie éthique. La méthode pratiquée est l'analyse intertextuelle de contenu, appliquée aux textes philosophiques dans leur langue originale. Notre recherche s'effectue sur des textes choisis dans l' Éthique à Nicomaque d'Aristote et la Somme Théologique de Thomas d'Aquin.
Les vérités physiques peuvent avoir beaucoup d'importance extérieure; mais elles n'ont pas d'importance intérieure. Celle-ci est le privilège des vérités intellectuelles et morales, qui ont pour thème les plus hauts degrés d'objectivation de la volonté, tandis que les vérités physiques ont pour thème les plus bas. Par exemple, si nous parvenions à la certitude - ce n'est pour l'instant qu'une supposition - que le soleil à l'équateur produit la thermo-électricité, celle-ci le magnétisme terrestre, et celui-ci la lumière polaire, ces vérités auraient une grande importance extérieure; mais elles n'auraient pas grande importance intérieure. Des exemples de cette importance intérieure nous sont au contraire fournis non seulement par tous les hauts et vrais arguments philosophiques intellectuels, mais aussi par la catastrophe de toute bonne tragédie, comme, en outre, par l'observation de la conduite humaine dans les manifestations extrêmes de sa moralité et de son immoralité, c'est-à-dire du bien et du mal. Car en tout ceci apparaît l'essence dont le phénomène est le monde, et cette essence, à son plus haut degré d'objectivation, révèle son fond intime.
La Déclaration universelle des Droits de l'homme (Nations Unies 1948) et les traités des droits de l'homme qui l'ont suivie ont tenté de donner un sens précis à la notion de droits de l'homme et de la faire largement accepter au plan international. Chose étonnante, cette tentative a été en grande partie couronnée de succès. En l'an 2000, les principaux traités des droits de l'homme étaient ratifiés par près des trois quarts des pays du monde. Comme l'écrit Ann Bayefsky, « chaque État membre de l'ONU a ratifié un ou plus des six principaux traités des droits de l'homme. 80 % des États en ont ratifié quatre ou plus » (Bayefsky 2001). Une liste de droits de l'homme a été approuvée et inscrite dans le droit international.
Le programme pour le développement de l'intégrité est un programme de renforcement des capacités dirigé par l'OTAN qui offre des outils pratiques devant aider les pays à renforcer l'intégrité, la transparence et la redevabilité, et à réduire le risque de corruption dans les secteurs de la défense et de la sécurité.
Bienvenue dans le Code de déontologie et d’éthique de Belden, que nous appelons couramment « notre Code ». Notre Code nous sert de guide pour mener nos activités de façon éthique et souligne les comportements que Belden attend de nous dans le cadre de notre travail. En connaissant et en respectant notre Code, ainsi que la législation et les politiques de l’entreprise qui s’appliquent à notre travail, nous honorons nos engagements envers les parties prenantes qui nous sont précieuses et continuons à renforcer une confiance établie de longue date. Il est impossible d’aborder dans un seul document, en l’occurrence notre Code, tous les dilemmes éthiques auxquels nous pouvons être confrontés. Il nous fournit cependant les outils nécessaires pour gérer les situations problématiques que nous pouvons rencontrer et est complété par les politiques et procédures de l’entreprise, la législation et les réglementations applicables et notre propre bon sens. Veuillez le lire attentivement. Il est important que vous compreniez en quoi il vous concerne et que vous posiez les questions qui peuvent vous venir à l’esprit. Vous contribuerez ainsi à notre culture de l’excellence et de la réussite.
Plus de 27 millions de références ! Tel est le chiffre impressionnant fourni par le moteur de recherche Google à une demande relative à l’éthique. Cette interrogation n’est pourtant pas nécessaire pour apprécier la place de l’éthique dans notre société. Recherche médicale, commerce, politique, sport, justice, environnement, journalisme, gouvernance d’entreprise... On ne compte plus les activités qui brandissent ostensiblement l’étendard de l’éthique. Ce rôle majeur de l’éthique n’est pas surprenant. Science de la morale, l’éthique façonne naturellement l’activité humaine. Elle ne demande pas nécessairement une formalisation, car elle est, avant tout, l’affaire de chaque personne. Son affirmation contemporaine est pourtant spectaculaire. Elle ne traduit pas vraiment une renaissance de l’éthique, mais, le plus souvent, une réaction à des comportements qui manifestement s’en étaient éloignés. L’appel à l’éthique a été ainsi une réponse rapide et solennelle à des dérives et des scandales récents. C’est lorsque l’éthique est en danger qu’il est nécessaire d’en rappeler le rôle et les vertus.
Du dogmatisme et de la confusion sémantique au principe de discernement Il y a un rapport entre l’art de comprendre et celui de rendre compréhensible les choses de la vie. Ces choses sont ce qu’elles sont. Et il est bien naïf de croire que c’est nous qui les créons. Naïf ou prétentieux, c’est selon. En tout cas, voilà ce qui est à l’origine de l’embrouillamini : confusion des mots, confusion de sentiments, propre au climat mental de l’époque. Certes, il ne faut jamais se lasser de le répéter, le vivre ensemble est tributaire de la manière dont nous l’exprimons. D’où la nécessité d’opérer ce constant travail de sape consistant à désobstruer la pensée de nos habituels conformismes et autres mots dogmatiques, afin de revenir au sens originaire des paroles fondatrices
O Direito, principal meio criado pelo homem para assegurar a convivência pacífica, sofre, na atualidade, uma profunda e crescente crise. O abismo entre teoria e realidade, a defasagem entre a norma e sua efetiva aplicação são cada vez maiores, pois, quanto maior é a teorização sobre o Direito, mais este se afasta da realidade que pretende regular; contrariamente, quanto maior é a dose de praticidade outorgada, mais ilegítimo ele se torna. É evidente que essa crise do Direito, afirma Ferrajoli (1992, p. 120), apresenta o risco de se converter em uma crise da democracia, na medida em que se traduz na violação do princípio de legalidade, isto é, da sujeição dos poderes públicos à lei, princípio no qual se encontram fundados tanto a soberania popular como o paradigma do Estado de Direito, originando formas neoabsolutistas de poder público, carentes de limites e de controle e violadores dos direitos humanos.
Formado na teoria analítica do Direito, Finnis percebeu a falsa compreensão acerca do Direito Natural presente nesta tradição. A partir disso, seu principal mérito foi ter demonstrado o caráter infundado da resistência positivista à teoria do Direito Natural. A tese central desta teoria é a da existência, racionalmente cognoscível, de uma lei cuja normatividade independe da autoridade política ou da lei positiva. A teoria de Finnis também destaca o papel dos bens básicos para o florescimento humano. Nesse sentido, o objetivo do presente trabalho é analisar a teoria da lei natural em Finnis, buscando introduzir seu pensamento no debate acerca da fundamentação ética dos direitos humanos.
A morada do sujeito ético é a liberdade. Liberdade como um dos princípios da política, da democracia, um dos pilares da Revolução Francesa. Liberdade cantada em prosa e verso, associada à justiça, levou K. Marx, no século XIX, a discorrer sobre a venda nos olhos da Justiça, sustentando que ela (a Justiça) não nasceu sob o signo da liberdade. A liberdade é uma das promessas republicanas que nomeia ruas e praças, circunscrevendo lugares de poder.
This article discusses the relationship between law and ethics in Kantian political philosophy. Unlike the dominant interpretation, I attempt to show that, in order for politics to achieve its goals, good will must be present. Two theses are defended here: first, that there is no gap between the political theses of the 1780s and those of the 1790s regarding an abandonment of the need for good will in the field of politics, i.e., the good will still remains a necessary condition for carrying out a republican constitution. Against an exclusively liberal interpretation, the second thesis argues that Kantian republicanism allows the state to take institutional measures to ensure the moral enlightenment of its citizens.
Este trabalho retoma temas que já compareceram em reflexões anteriores, cuja publicação, em anuário colombiano, restou pouco acessível, motivo pelo qual ora é novamente republicado. O direito, como possibilidade ordenadora do conviver, não esgota, e nem poderia esgotar, a necessária condição relacional entre sujeitos, seus construtores e destinatários. Na raiz, a reflexão ética, cuja temática se afina com a complexidade do agir humano, deve também dizer algo sobre o coexistir, campo em que se insere todo agir direcionado ao outro. Decorre, então que, se a pergunta (a questão) é mais originária do que as respostas que para ela se oferecem, uma adequada resposta para as relações entre ética e direito deverá ser antecedida por um olhar sobre o problema que lhes é comum: a intersubjetivade. Pretende-se pensar, a partir da perspectiva da denominada ética da alteridade (Levinas), a seguinte questão: se, no horizonte elementar da intersubjetividade, a resposta jurídica poderia (ou deveria) ser transpassada pela resposta ética. Ao final, restará a convicção de que o direito, ao menos, se enriquece ao se confrontar com uma resposta eticamente fundada sobre o agir humano, terreno comum entre o ético e o jurídico.
A privacidade já não é mais o que era antes. As transformações culturais de-correntes dos avanços tecnológicos mais recentes têm ajudado a redefinir os con-tornos do mundo reservado da intimidade. Câmeras espalhadas por toda parte, dispositivos móveis cada vez mais populares e capazes de captar qualquer movi-mento, e sistemas de monitoramento, rastreamento e vigilância massiva fazem com que “estar só” seja quase impossível nos dias atuais. Ao mesmo tempo, bi-lhões de pessoas exibem-se nas redes sociais e a mídia aperta o cerco para sa-tisfazer o direito à informação. Neste contexto de erosão da vida íntima, avalia-mos como o tema da privacidade é tensionado em vinte códigos deontológicos do jornalismo. Analisamos como o assunto é tratado, com que profundidade e que recomendações são dadas aos profissionais para atender a esse direito. Os resultados apontam para superficialidade, desatualização e insuficiência dos có-digos para tratar da questão.
Vamos começar a refletir sobre o conteúdo proposto nesta primeira Unidade, o qual abordará a temática “Direitos Humanos: Moral e Ética”, criando situações hipotéticas. 1) Estou retornando para casa depois de participar de um seminário do Curso de PGEDH e já passam das 23 horas. Vejo, a poucos passos de mim, que alguém se aproxima de maneira suspeita. Receando que o sujeito possa me agredir, que faço: devo sacar a arma e atirar a queima roupa, aproveitando que ninguém pode ver, supondo, ademais, que somente desta forma não correrei o risco de ser agredido ou assassinado, ou, devo, então, não tomar nenhuma atitude precipitada?
Neste artigo, busca-se a refletir sobre o pensamento ético de Lima Vaz e sobre a necessária relação que traça entre Moral e Direito. Toda a doutrina desse filósofo é estruturada dialeticamente, seguindo sempre a estrutura universal-particular-singular. Nessa estrutura é explicado o agir ético em suas dimensões subjetiva, intersubjetiva e objetiva e sua constância na vida ética, também subjetiva, intersubjetiva e objetivamente. Neste trabalho somente serão consideradas as estruturas intersubjetiva e objetiva, balho somente serão consideradas as estruturas intersubjetiva e objetiva, por serem essas as mais pertinentes ao Direito, que cuida da conduta externa do sujeito
: O artigo chama a atenção para a contribuição de Henrique de Lima Vaz para a compreensão das relações entre Ética e Direito. Após contextualizar o seu pensamento ético-jurídico no conjunto da obra vaziana, o autor focaliza a problemática fundamental de sua reflexão, ou seja, a busca de uma resposta à crise de valores da sociedade contemporânea. Segundo Lima Vaz, o niilismo ético é conseqüência da rejeição dos fundamentos metafísicos da Ética, o que ocorreu com a virada antropocêntrica da filosofia moderna, expressa no campo ético-jurídico pelo contratualismo. Em contraposição ao imanentismo reinante, ele desenvolve, servindo-se do método dialético hegeliano, um projeto de refundação da Ética, que reassume de maneira original o modelo platônico-aristotélico reformulado pela tradição cristã num sistema de admirável travação, abrangência e profundidade. Na última parte, são explicitadas as íntimas relações entre Ética e Direito à luz do conjunto do sistema.
Naquela tarde de inverno atravessamos a zona sul de São Paulo, em direção à encosta da serra do mar e, por um caminho de terra, chegamos ao endereço anotado. A densa mata que cerca a construção ao mesmo tempo surpreende e encanta! Da soleira do portão vermelho, com um grande guarda-sol que nos protegeu da chuva fina, o dono da casa nos recebeu. Cercados por livros e objetos da cultura brasileira tomamos café e conversamos.
O que hoje denominamos “Liberalismo Político”, entendido como teoria filosófica, representa uma das formas mais importantes e mais influentes da antiga tradição ocidental da Filosofia do Direito e do Estado que já vem dos gregos e que foi profundamente reformulada na Modernidade. Essa posição havia sido esquecida depois de um período prolongado de hegemonia do positivismo jurídico resultante de uma suspeição radical perante qualquer intento de legitimação normativa dos princípios da ação e das instituições políticas. A partir do final do século XIX, conquistou cada vez mais primazia o projeto procedimental da racionalidade característica das ciências modernas que designam como racionais unicamente os procedimentos com que manuseiam os fenômenos e a solução dos problemas decorrentes desses procedimentos.
Este trabalho analisa a relação entre ética e direito na regulamentação da pesquisa biomédica no Chile. Para isso, realizou-se estudo comparativo entre o marco legal chileno e as principais regulamentações éticas internacionais (Declaração de Helsinki e Diretrizes do Conselho de Organizações Internacionais de Ciências Médicas), tendo como referência os requisitos éticos propostos por Emanuel, Wendler e Grady para avaliar pesquisas biomédicas. São analisadas e comentadas tensões e inconsistências entre essas áreas regulatórias, particularmente aquelas em que a legislação chilena apresenta lacunas, deficiências ou é mais exigente do que o padrão ético internacional. Concluímos com sugestões para aprimorar a regulamentação legal chilena, incluindo o fortalecimento do papel deliberativo dos comitês de ética em pesquisa e a sistematização do arcabouço normativo relacionado à pesquisa, a fim de alcançar legislação mais estruturada e completa.
Mais além que a ética como simples obediência, a ética republicana expressa a ideia de dever para a liberdade. Depois do Direito concebido como apenas dever e normas imperativas dirigidas do poder a súbditos, apresenta-se a possibilidade de um direito fraterno, em novos padrões. O presente artigo explora diversos caminhos possíveis para um novo paradigma ético e um novo paradigma jurídico, depois do direito objectivo do direito romano, e do direito subjectivo do direito moderno.
Miguel Reale, ao elaborar uma nova visão da teoria tridimensional do direito, ofertando a dialética da complementariedade e mostrando a interação de fato, valor e norma, que produz nova interação, por força de novas tensões veiculadas pela jurisprudência ou pelo trabalho legislativo, não deixou de enfrentar questão que considerou de particular relevância, qual seja, a das três fases que permitem a percepção do direito aplicado (1). São eles: os fundamentos do direito natural, a resultante do direito positivo e a conseqüência do direito interpretado. Os primeiros indicam as vertentes, embora em uma visão historicista-axiológica; a segunda conforma a lei posta pelos produtores da norma; e a terceira, a aplicação da lei, em face do trabalho hermenêutico de intérpretes e do Judiciário.
A palavra ética faz cada vez mais parte do vocabulário cotidiano de boa parte das pessoas. Vivemos uma crise ética na política, na economia, na igreja... Mas como objeto de discussão em si: o que é ética? A amplitude do conceito e de seu uso permite uma reflexão além da filosofia e do estudo da moral, da justiça. No contexto da filosofia a ética seria o ramo que lida com a compreensão das noções e dos princípios que sustentam as bases da moralidade social e da vida individual. Trata-se de uma reflexão sobre os valores das ações sociais. É necessária a distinção entre os conceitos de ética e moral, para que saibamos o momento certo de avaliar criticamente uma ação: “moral”, tem a ver com os valores que regem a ação humana enquanto inserida na convivência social, tendo assim um caráter NORMATIVO E PRESCRITIVO. Já a ética seria uma reflexão acerca da influência que o código moral estabelecido exerce sobre a nossa subjetividade, e acerca de como lidamos com essas prescrições de conduta.
A obra de Ronald Dworkin despontou no debate com os positivistas sobre as relações entre Direito e Moral. Desenvolveu-se para fazer frente às suas defesas e contra-ataques. Inicialmente, o jusfilósofo americano levantou focos de contestação à tese que separava os dois sistemas, então bem estabelecida teoricamente por Herbert Hart. Contudo, Dworkin termina com uma pretensão bem maior: mudar a própria configuração do debate, passando a visualizar o Direito como Moral. Nesse novo marco, deveriam passar a se mover até mesmo os positivistas, condenados a uma forma bem diferente de defesa de sua teoria.
Depois que sofistas e socráticos inauguraram o problema ético na história do pensamento ocidental, a diferença entre o bom e o mau direito passou a ocupar lugar central na filosofia jurídica. Diferentes contextos para as expressões ética, moral, direito, justiça; confusão semântica entre gênero e espécie, quando se empregam tais termos; a ideia do direito natural, que impulsionou a crítica e a luta contra o status quo; o direito positivo estabelecido pela ética dos vencedores, tudo isso faz parte do desenvolvimento da história das ideias na civilização ocidental, e sua exposição é o objetivo deste texto, de forma a demonstrar as dificuldades na determinação do conteúdo ético do direito. Por meio da metodologia retórica, o artigo analisa a evolução do direito natural como instância normativa acima do direito positivo, e, ao final, sugere uma ética da tolerância que abandona a possibilidade da verdade como objeto do conhecimento normativo.
Ancorado metodologicamente em algumas das possíveis intersecções que põe em contato a semiótica com a ĕ lologia, o artigo propõe o repensar dos contornos semânticos do contrato, tendo por premissa a fusão da eticidade à juridicidade na signiĕ cação normativa do retrocitado negócio jurídico.
‘É possível ler Roberto Lyra Filho de várias formas: todo autor genial e criativo é multifacetado e se presta a manobras que tomam isto e largam aquilo, segundo as preferências, predeterminações e preconceitos. Há, sempre, cá e lá, uns textos ou frases isoladas, que arrimam esta ou aquela leitura. Mas o que me interessa é outra coisa: é o sentido geral, é a curva lyriana. Toda disposição em linha reta é tanto mais arbitrária, quanto mais forceje para dar “coerência” ao seu autor, expungindo contradições fecundantes e rompendo a continuidade do itinerário.
Uma lição de pensamento não é uma colagem de instantâneos, mas um filme, cujo enredo reintroduz personagens e ambientes, sob focos diversos e em diferentes etapas da evolução, que só se detêm com a morte do pensador, para aquela sobrevida conosco, permitindo repensar o todo, remontar a película, criar sequências, substituir angulações.
Oséculo XIX, Peter Gay conta em A experiência burguesa, foi o século do “Eu [self]” (GAY, 1999, p. 11). De acordo com esse livro, um dos mais vastos estudos sobre o período, embora o tema seja de procedência milenar1 , foi no século XIX, contudo, que a problematização do Eu atingiu seu ponto culminante. Com efeito, a obsessão em cartografar o espaço interior da individualidade humana foi um denominador comum a vários campos do saber daquela época, sendo a consolidação da psicologia e da psicanálise os exemplos mais conspícuos desse esforço. Nas mais de duas mil páginas que compõem A experiência burguesa, Gay (1999, p. 19) oferece um bom panorama àqueles que desejam compreender “os homens e mulheres reais [do século XIX] nas condições que lhes eram próprias”. O propósito do presente estudo é bem mais modesto. Nosso objetivo é perquirir a questão do Eu no pensamento de um dos principais filósofos do século XIX, John Stuart Mill2 . Refletindo a obsessão de seu tempo, Mill abordou o problema do Eu em inúmeras obras, e tal problemática, como mostraremos, é um dos fios que costuram sua vertiginosa produção bibliográfica.
Iniciamos agora o estudo da disciplina de Legislação e Ética na Comunicação. Ela traz temas contemporâneos que geram grandes polêmicas nas áreas de comunicação e na sociedade como um todo, sobretudo em sistemas democráticos, como é o caso do Brasil. Com base nisso, você verá a partir de agora conceitos da ética, responsabilidade e legislação, considerando princípios filosóficos e culturais que darão a base para reflexões acerca de comportamentos na perspectiva dos profissionais de comunicação. Oferecemos, então, a oportunidade de você refletir, discutir e analisar questões que nortearão a caminhada profissional a partir de competências relacionadas à ética, identificando e estudando questões deontológicas no jornalismo, ou seja, ligadas ao dever do jornalismo e do jornalista. Elas serão apoiadas por temas como conceitos e princípios de corrupção, integridade, moralidade e oportunismo. Tudo isso é sustentado por uma metodologia que está em consonância com o avanço tecnológico, o autoestudo, cujo aprendizado é apoiado na individualidade do estudante. Trata-se de um contexto de aprendizagem que se baseia na compreensão teórica para analisar situações profissionais cotidianas, na perspectiva de problemas identificados em situações reais a serem estudadas.
Este é um livro sobretudo de teoria do conhecimiento.
Escrever este prefácio é um duplo desafio. Por um lado, a obra abrange um amplo leque de abordagens, da teoria à prática, do abstrato ao concreto. Por outro lado, ela trata de questões ainda não resolvidas e que estão na pauta dos debates políticos, sociais e acadêmicos, como ingredientes de um complexo jogo, entre atores de um processo, que nos obriga a buscar caminhos analíticos e soluções inovadoras. Feita esta consideração, vou seguir um roteiro que procura trazer para o foco alguns dos elementos que compõem a obra, que podem ser sintetizados no binômio gestão democrática e conflitos socioambientais. A existência e o enfrentamento de problemas associados ao que hoje chamamos de meio ambiente são quase tão antigos quanto a própria civilização. Os antigos povos que habitavam o vale do rio Nilo já dispunham de regras para o uso da água. O Código de Hamurabi, primeiro marco legal formalmente registrado, na antiga Mesopotâmia, estabelecia normas para a gestão dos recursos hídricos. Desde a Idade Média, europeus dispunham de mecanismos legais para disciplinar os dejetos animais nas cidades e a utilização das florestas. A novidade do final do século XX não foi a chegada da questão ambiental ao universo dos debates sobre políticas públicas, mas sim a sua constituição como objeto em si. Não se tratava mais de regulação de problemas de saúde, de agricultura, ou de gestão de recursos naturais, mas sim de um novo campo de responsabilidade do Poder Público, que envolve todas aquelas outras esferas.
Professor João Maurício Deodato constata em um texto de 1999 que a pesquisa jurídica no Brasil está em um estágio bastante atrasado. Isso é tanto mais grave porque a pesquisa e a sua resultante, a produção científica, são fundamentais para a resolução dos problemas que a prática diária, ou seja, a vida em sociedade coloca ao profissional do Direito.1 Tencionávamos, inicialmente, estudar a relação entre Ética, Direito e Administração Pública em um plano meramente teórico. Após algumas reflexões, ao longo da pesquisa bibliográfica e documental, reorientamos nosso escopo, analisando prioritariamente a cultura da ilicitude, que nos é atávica, eis que formada em nosso país desde os seus primórdios, como não é difícil de demonstrar. Para tanto, haveria que inventariar e comentar casos concretos de ilicitude cometida por agentes públicos. Seria uma tarefa árdua dada a magnitude da corrupção praticada em nosso país, tornando nossa faina, portanto, interminável. Optamos pelo meio termo, isto é, esboçar um quadro teórico como pano de fundo, discutindo a questão da moralidade, da legalidade e da licitude que deve presidir a gestão da coisa pública; igualmente, mencionar o sistema de controle criado pelo Estado, aí compreendido o do Executivo Federal para o controle interno, o do Legislativo (TCU) para o controle externo e o Ministério Público a partir da Constituição de 1988. E trazer à baila alguns casos recentes ocorridos no Brasil e que adquiriram a feição de escândalo, posto que denunciados ou relatados pelos meios de comunicação.
Quantas vezes você já ouviu falar de ética? Acreditamos que inúmeras, não é mesmo? E em direitos humanos? Bem, imaginamos que você também já ouviu bastante a respeito desse assunto. Mas existe uma certa diferença entre o conhecimento intuitivo que adquirimos a respeito de um determinado assunto e o conhecimento conceitual.
O conhecimento intuitivo é aquele que adquirimos nas conversas, ao assistirmos algum programa de televisão, etc. O conhecimento conceitual é aquele que adquirimos em materiais especializados, elaborados especificamente para explicar determinado assunto.
O presente estudo surge da necessidade de se trazer ao debate jurídico uma reflexiva análise da atitude do homem perante sua própria vida. A inquietação do homem perante a trágica e irrefutável certeza da finitude da vida humana faz com que esse homem busque respostas para o sentido da vida em diversos embasamentos teóricos. No primeiro capítulo será feita uma abordagem geral acerca do conceito de vida, parte-se de uma perspectiva de vida biológica, que se revela insuficiente para a análise complexa de que se pretende, passa-se então a análise da carga filosófica que a vida possui, se revelando ainda insuficiente, a frente uma análise do termo vida inserido no contexto social, revelando-se na necessidade de uma vida comprometida com o seu semelhante. Porém o primeiro capítulo se revelará insuficiente para se justificar a relação do homem consigo mesmo. O segundo capítulo apresentará o termo vida elevada a categoria de direito de personalidade, bem como um direito fundamental que se encontra disciplinado no texto constitucional, pelo que revelar-se-á na necessária conclusão de que o termo vida atrelada a ideia de liberdade, como sendo um direito fundamental precisa ser protegido à luz da dignidade humana.
Com o presente trabalho procurámos analisar a interdisciplinaridade do Direito sob o ponto de vista das relações que o mesmo estabelece com a Ética e com a Moral. Muito mais discutida em tempos passados, a problemática que assola o relacionamento entre as normativas jurídicas e éticas não colhe, com certeza, frutos em tempos onde as mais recentes expressões de um ceticismo axiológico ganham forma e se transformam em regra de ouro, como vimos acontecer no período correspondente ao positivismo jurídico. No entanto, também se vislumbra ser verdade que tudo na vida se renova; por isso, o presente estudo visa confirmar se um dos legados mais antigos da História do Direito tem ainda razão de ser. Para tanto, procuramos fazê-lo sob a perspetiva dos autores portugueses contemporâneos, no contexto dos manuais de Introdução ao Direito, os quais nos parecem ser, num contexto generalizado, os mais fiéis indicadores da visão jurídica da temática. Ainda que tenhamos feito o presente estudo sob o pressuposto de que se verifica a presença da relação entre o Direito, a Ética e a Moral na doutrina jurídica nacional, o material que nos serviu de estudo não afasta, muito pelo contrário, recria a possibilidade, sempre renovada, de reconhecer o Direito em toda a sua qualidade ética. Palavras-chave: Direito, Ética, Moral, Justiça, Direito Natural, Princípio da Liberdade, Direitos Fundamentais, Positivismo Jurídico.
A experiência e a necessidade aliam-se na formação desta obra de Filosofia do Direito. De fato, das experiências de dois professores de Filosofia do Direito extraíram-se conhecimentos e ideias convergentes para a formação desta sequência de estudos. A necessidade surge como um fator de catalisação do processo de reflexão sistemática e científica, tendo em vista a tendência de conversão do direito em mera técnica de aplicar leis. Essa experiência soma-se à daqueles que durante longos anos ministraram a disciplina nos cursos da Faculdade de Direito do Largo de São Francisco. Nesse sentido, imprime-se a esta obra e sobre ela todo o conteúdo de aprendizados hauridos durante os longos contatos no Departamento de Filosofia e Teoria Geral do Direito do Largo de São Francisco, seja nas pesquisas de graduação, sejas nas pesquisas de pós-graduação, seja no assessoramento didático nos cursos noturno e diurno.
A ascensão do constitucionalismo, juntamente com a valorização jurídica dos direitos fundamentais e uma maior aceitação da jurisdição constitucional, tem provocado, em diversos países, o surgimento de um fenômeno que pode ser designado judicialização da ética, objeto central desta dissertação de doutoramento. Tal fenômeno implica uma transferência do poder decisório de questões de alta complexidade moral e política – como a criminalização do aborto e da eutanásia, o tratamento jurídico da homossexualidade, o reconhecimento dos direitos dos animais etc. – para órgãos jurisdicionais, modificando o arranjo institucional que, tradicionalmente, tem orientado a estrutura do estado de direito e da separação dos poderes a ele inerente. Uma explicação possível para essa mudança de paradigma pode ser desenvolvida com base na ideia de consentimento ético-jurídico como fundamento da legitimação do poder, em substituição ao chamado consentimento político. O consentimento político, caracterizado pela representação político-eleitoral e pela adoção do majoritarismo como critério de resolução dos conflitos sociais, cede lugar, nesse novo paradigma, para um sistema de deliberação alicerçado, pelo menos intencionalmente, na proteção imparcial dos direitos fundamentais. Nesse novo modelo, o exercício do poder, para legitimar-se, há de buscar seu fundamento de validade numa concepção de dignidade expansiva e abrangente, que se preocupa em respeitar, protejer e promover as capacidades dos sujeitos éticos envolvidos no conflito. O sistema jurídico deixa de ser um mero sistema institucional de imposição da moral dominante para se tornar uma espécie de garantidor da convivência ética em um ambiente onde uma pluralidade de concepções de vida pretende compartilhar o mesmo espaço territorial dentro de uma mesma rede de proteção jurídica.
La inteligencia artificial, debería ser el mecanismo de propulsión para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se ha convertido en una temática controversial, pero de vital importancia para el desarrollo de la sociedad contemporánea, en la cual es imposible hablar de progreso sin involucrar a la tecnología de manera inmediata. Por esta razón, estimados lectores, se ha generado un espacio de lecturas recomendadas, en esta ocasión, dedicado especialmente a la inteligencia artificial, y por supuesto, a la ética que se encuentra inmersa en sus fundamentos, sus usos y aplicaciones, sus ventajas y problemáticas, pero, sobre todo, en los dilemas que su existencia ha colocado sobre la mesa de discusión. Esta recopilación de artículos y libros, en cuatro idiomas distintos, contiene información especializada y enriquecedora para cualquier trabajo de investigación.
Hoy día es inregable los avances logrados en ciencia y tecnclogía. La inteligencia artificial, como disciplina de ambas, cobra relevancia debido al impacto que tiene en el mundo humano. La pregunta que origina esta investigación es si existen una relación entre inteligencia artificial y ética Indudablemente la ética debe decir algo del obrar de los científicos computacionales quienes tienen una responsabilidad moral única, indeclinable e intransferible por los efectos de su proceder. Se establecieron cuatro objetivos asociados a tres hipótesis de investigación: el Principio de Responsabilidad puede establecerse como un elemento articulador hacia una Ética de la Responsabilidad; los Principios de Precaución y Responsabilidad están presentes en los discursos éticos articulados en la reflexión sobre ciencia, técnica y tecnología; y, en el desarrollo de la inteligencia artificial algunos científicos computacionales consideran las repercusiones morales de sus acciones u omisiones. Las preguntas de investigación son: ¿puede el Principio de Responsabilidad ser un elemento articulador de la Ética de la l~esponsabilidad?; ¿son compatibles los discursos éticos articulados en torno a la ciencia, la técnica y la tecnología?; ¿consideran los científicos computacionales principios morales en el desarrollo y aplicación de la inteligencia artificial?; y ¿cuáles son las repercusiones morales y sociales que el desarrollo y la aplicación de la inteligencia artificial involucra?
Cuando se anunciaron los resultados, los ojos de Lee Sedol se llenaron de lágrimas. AlphaGo, un programa de inteligencia artificial (IA) desarrollado por DeepMind de Google consiguió la victoria por 4 a 1 en el juego de Go. Es marzo de 2016. Dos décadas antes, el gran maestro de ajedrez Garry Kasparov perdió contra la máquina Deep Blue, y ahora un programa de ordenador ganó contra el dieciocho veces campeón del mundo Lee Sedol en un complejo juego al que se creía que solo los humanos podían jugar, utilizando su intuición y su pensamiento estratégico. El ordenador ganó siguiendo no solo las reglas dadas por los programadores, sino empleando también un sistema de aprendizaje automático basado en millones de partidas anteriores de Go y jugando contra sí mismo. En este caso, los programadores prepararon las bases de datos y crearon los algoritmos, pero no podían saber cuáles serían los movimientos que elaboraría el programa. La IA aprende por sí misma.
L a inteligencia artificial (IA) sigue evolucionando con rapidez. Desempeñará un papel esencial en nuestra vida cotidiana y tiene un enorme potencial para el bien social. Si se aprovecha correctamente el poder progresivo de la IA, puede acelerar rápidamente los avances en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS).
El poder transformador de la IA, sin embargo, conlleva retos complicados, que van desde los problemas de confianza, incluidos los riesgos para la seguridad, pasando por las inquietudes de aumento de las desigualdades, hasta la repercusión perturbadora de la IA sobre el empleo.
Enfrentarse a estos desafíos puede resultar tan difícil como ofrecer soluciones para el bien social – y ambas cuestiones requerirán una colaboración sin precedentes.
Inteligencia Artificial (IA), uno de los términos más de moda actualmente. Sólo hace falta mirar una herramienta como Google Trends para observar que el interés por estas dos palabras en España no ha bajado de un ratio de 75/100 en el último año en España. Pero no sólo eso. Consultoras y empresas de talla mundial como Gartner, PWC, IBM, CISCO, Capgemini, Accenture o Ericsson, por citar algunas, establecen la inteligencia artificial como una de las tendencias tecnológicas en el futuro cercano, ya sea por sí misma o ya sea aplicada a uno de los múltiples (casi innumerables) ámbitos en los que puede ser utilizada. Entonces ¿qué es la Inteligencia Artificial? Empecemos por el purismo más absoluto, cuando J. McCarthy, M. L. Minsky, N. Rochester y (el gran adorado por los “Telecos”) C. E. Shannon hacen su propuesta de proyecto de investigación sobre inteligencia artificial en el Dartmouth College (al que perteneceía McCarthy). En la propuesta1 se indica, en su primer párrafo: “An attempt will be made to find how to make machines use language, form abstractions and concepts, solve kinds of problems now reserved for humans, and improve themselves”. Y casi en el último párrafo se expone: “For the present purpose the artificial intelligence problem is taken to be that of making a machine behave in ways that would be called intelligent if a human were so behaving.” Es decir, se trata de diseñar métodos, mecanismos, técnicas, algoritmos que permitan a los computadores comportarse ante una determinada situación de manera similar al comportamiento de una inteligencia humana.
El presente artículo de revisión, relaciona de forma analítica los conceptos entre bioética e inteligencia artificial, identificando los elementos técnicofilosóficos tales como: transhumanismo, inteligencia artificial y bioética de la tecnología; cuyo orden transdisciplinar, evoluciona en cuestionamientos científicos basados en la evolución de la tecnociencia del siglo XXI. Se identificarán los referentes conceptuales de la relación entre transhumanismo (H+) e inteligencia artificial (IA), su génesis, enfoques, fundamentos disciplinares, así como los elementos básicos que hacen posible la arquitectura en un sistema de inteligencia artificial, precisando así el ambiente prospectivo en el que se consolida una “era” basada en la “singularidad tecnológica”, para finalmente concluir en una descripción de algunos problemas ético-filosóficos que emergen en la evolución de la inteligencia artificial.
La revolución tecnocientífica actual ha venido a reconfigurar el concepto de persona y de ser humano. Los avances tecnocientíficos nos hacen cuestionar sobre nuestra propia humanidad y pone nuevamente sobre la mesa ese Übermensch del que hablaba Nietzsche. La tecnología ha hecho que se acrecente el deseo de modificar nuestra condición humana buscando la perfección de las capacidades físicas, intelectuales y psicológicas. Las diferentes ciencias y áreas del conocimiento han debido adaptarse a estos cambios tecnocientíficos. La psicología no ha sido la excepción, y es así como hoy se establece un nuevo paradigma de aproximación a la mente humana. Conceptos como: la cyberterapia, terapia de realidad virtual para simular situaciones fóbicas en los pacientes, y más recientemente el uso de la Inteligencia artificial, han revolucionado esta ciencia.
Lo que se busca con esta reflexión es establecer si la utilización de Inteligencia artificial en una psicoterapia contribuye realmente al mejoramiento del ser humano permitiendo un progreso en la atención en salud mental o por el contrario, constituye un claro riesgo para la humanidad que se enfrenta a la posibilidad del desplazamiento de los terapeutas humanos por máquinas inteligentes.
La Inteligencia Artificial (IA) ha supuesto un gran avance para la humanidad en diversos campos; sin embargo, eso no implica que su actividad esté exenta de reflexión ética. La humanidad está enfrentado, y va a enfrentar en el futuro, numerosos desafíos que van a obligar a elaborar nuevas ideas para poder vivir a la altura de los tiempos. Entre esos desafíos encontramos el laboral y económico, el de mejoramiento humano, el militar y de seguridad y el político y jurídico, entre otros. Así pues, una vez considerados los desafíos en el terreno de la IA, una referencia ética que puede servir para enfrentar dichos desafíos, puede ser el principio de responsabilidad de Hans Jonas. La lectura de este aporte ético puede facilitarnos unas primeras coordenadas para la orientación en medio de un horizonte de posibilidades nuevo para la humanidad y, adicionalmente, servir como punto de partida en el compromiso que deben asumir los diferentes saberes implicados en este novedoso campo.
La Inteligencia Artificial (IA), se ha definido como la habilidad que tienen los computadores de hacer tareas que hasta ahora hacen mejor los humanos. La IA, tiene por objetivo hacer que los computadores no sólo puedan procesar información, almacenarla y realizar acciones repetitivas, sino que sean capaces de entender la información, simular las competencias de un experto humano a partir de datos a priori cumpliendo tareas inteligentes, dejadas sólo para los humanos.
A través de los tiempos, la IA se ha desarrollado con gran empuje, llegando a estar presente en diversos ámbitos de la sociedad. Por tal motivo, se generan preguntas relacionadas con los impactos del uso de la IA, los cuales tienen, entre otras, una connotación ética.
La inteligencia artificial (IA) y todas las aplicaciones y servicios basados en esta tecnología han recibido una atención considerable por parte de la comunidad científica y empresarial durante los últimos años. Si bien es cierto que los medios de comunicación y otras plataformas de divulgación han contribuido a crear unas expectativas desmedidas respecto a las posibilidades de la IA, también lo es que dicha tecnología se encuentra ya presente en muchas de nuestras actividades cotidianas: desde realizar una búsqueda en Internet hasta escuchar música desde nuestros dispositivos o solicitar un préstamo bancario.
Hoy en día, la Inteligencia Artificial es una de las tecnologías en las que más se está invirtiendo junto con la gestión de grandes volúmenes de datos para la Transformación Digital de las empresas, independientemente del sector o industria al que pertenezcan. Como consecuencia del análisis de datos y las capacidades de la IA, como el aprendizaje automático o la toma de decisiones a partir de esos datos, somos capaces de optimizar y automatizar procesos dentro de las compañías para aumentar su rentabilidad y ofrecer multitud de ventajas.
La Inteligencia Artificial (IA) es un campo grande (enorme), y este libro también. He intentado explorarlo con plena profundidad acompañándolo constantemente de lógica, probabilidad y matemáticas; de percepción, razonamiento, aprendizaje y acción, es decir, de todo lo que procede de los dispositivos microelectrónicos hasta los exploradores del planetario de la robótica. Otra razón para que este libro se pueda considerar espléndido es la profundidad en la presentación de los resultados, aunque nos hayamos esforzado por abarcar sólo las ideas más centrales en la parte principal de cada capítulo. En las notas bibliográficas al final de cada capítulo se proporcionan consejos para promover resultados.
El subtítulo de este libro es «Un Enfoque Moderno». La intención de esta frase bastante vacía es el hecho de que hemos intentado sintetizar lo que se conoce ahora dentro de un marco de trabajo común, en vez de intentar explicar cada uno de los subcampos de la IA dentro de su propio contexto histórico. Nos disculpamos ante aquellos cuyos subcampos son, como resultado, menos reconocibles de lo que podrían haber sido de cualquier otra forma.
The link between technology, artificial intelligence (AI) and robotics is probably so evident that it does not need much analysis. What should instead be at the centre of the present work is the ethical aspects that are peculiar to these two – often intertwined – spheres of inquiry: AI and robotics. Before proceedings further, we should thus clarify how we differentiate between the two.
Are machines worthy of moral consideration? Can they be included in the moral community? What is the moral status of machines? Can they be moral agents, or (at least) moral patients? Can we create ‘‘moral machines’’? In the past decade, there has been a growing interest in these questions, especially within the fields of what some call ‘‘robot ethics’’ and others ‘‘machine ethics’’. David Gunkel’s The Machine Question, however, differs from much of the existing literature since it does not aim to offer answers to these particular questions. Instead of arguing for a particular position in the debate, the author attends to the question itself. What is the question we are asking if we ask about the ‘‘moral considerability’’ of machines? How is the problem framed? What does this frame reveal and what does it exclude?
Like an unannounced guest, artificial intelligence (AI) has suddenly emerged from nerdy discussions in university labs and begun to infiltrate larger venues and policy circles around the globe. Everywhere, and particularly in Europe, the debate has been tainted by much noise and fear, as evidenced in the European Parliament’s resounding report on civil law rules for robotics, in which Mary Shelley’s Frankenstein is evoked on the opening page (European Parliament, 2016). At countless seminars, workshops and conferences, self-proclaimed “experts” voice concerns about robots taking our jobs, disrupting our social interactions, manipulating public opinion and political elections, and ultimately taking over the world by dismissing human beings, once and for all, as redundant and inefficient legacies of the past.
A remarkable time of human promise has been ushered in by the convergence of the ever-expanding availability of big data, the soaring speed and stretch of cloud computing platforms, and the advancement of increasingly sophisticated machine learning algorithms.
This brave new digitally interconnected world is delivering rapid gains in the power of AI to better society. Innovations in AI are already dramatically improving the provision of essential social goods and services from healthcare, education, and transportation to food supply, energy, and environmental management. These bounties are, in fact, likely just the start. Because AI and machine learning systems organically improve with the enlargement of access to data and the growth of computing power, they will only become more effective and useful as the information age continues to develop apace. It may not be long before AI technologies become gatekeepers for the advancement of vital public interests and sustainable human development.
While technology advances at a high pace in the age of machine learning, there is a lack of clear intent and framing of acceptable ethical standards. This book brings together the complex topic of "good" technology in a cross-functional way, alternating between theory and practice.The authors address the ever-expanding discussion on Artificial Intelligence (AI) and ethics by providing an orientation. Pragmatic and recent issues are especially taken into account such as the collateral effects of the COVID19 pandemic. An up-to-date overview of digitization - already a very broad field in itself - is presented along with an analysis of the approaches of AI from an ethical perspective. Furthermore, concrete approaches to consider appropriate ethical principles in AI-based solutions are offered. The book will be appealing to academics, from humanities or business or technical disciplines, as well as practitioners who are looking for an introduction to the topic and an orientation with concrete questions and assistance.
Artificial intelligence (AI) and robotics are digital technologies that will have significant impact on the development of humanity in the near future. They have raised fundamental questions about what we should do with these systems, what the systems themselves should do, what risks they involve, and how we can control these
Artificial intelligence (AI)-based technology has achieved many great things,such asfacialrecognition, medical diagnosis, and self-driving cars. AI promises enormous benefits for economic growth, social development, as well as human well-being and safety improvement. However, the low-level of explainability, data biases, data security, data privacy, and ethical problems of AI-based technology pose significant risks for users, developers, humanity, and societies. As AI advances, one critical issue is how to address the ethical and moral challenges associated with AI. Even though the concept of “machine ethics” was proposed around 2006, AI ethics is still in the infancy stage. AI ethics is the field related to the study of ethical issues in AI. To address AI ethics, one needs to consider the ethics of AI and how to build ethical AI. Ethics of AI studies the ethical principles, rules, guidelines, policies, and regulationsthat are related to AI. Ethical AI is an AI that performs and behaves ethically. One must recognize and understand the potential ethical and moral issues that may be caused by AI to formulate the necessary ethical principles, rules, guidelines, policies, and regulations for AI (i.e., Ethics of AI). With the appropriate ethics of AI, one can then build AI that exhibits ethical behavior (i.e., Ethical AI). This paper will discuss AI ethics by looking at the ethics of AI and ethical AI. What are the perceived ethical and moral issues with AI? What are the general and common ethical principles, rules, guidelines, policies, and regulationsthat can resolve or at least attenuate these ethical and moral issues with AI? What are some of the necessary features and characteristics of an ethical AI? How to adhere to the ethics of AI to build ethical AI?
Recent developments in Artificial Intelligence (AI) have generated a steep interest from media and general public. As AI systems (e.g. robots, chatbots, avatars and other intelligent agents) are moving from being perceived as a tool to being perceived as autonomous agents and team-mates, an important focus of research and development is understanding the ethical impact of these systems. What does it mean for an AI system to make a decision? What are the moral, societal and legal consequences of their actions and decisions? Can an AI system be held accountable for its actions? How can these systems be controlled once their learning capabilities bring them into states that are possibly only remotely linked to their initial, designed, setup? Should such autonomous innovation in commercial systems even be allowed, and how should use and development be regulated? These and many other related questions are currently the focus of much attention. The way society and our systems will be able to deal with these questions will for a large part determine our level of trust, and ultimately, the impact of AI in society, and the existence of AI.
As artificial intelligence (AI) systems become increasingly ubiquitous, the topic of AI governance for ethical decision-making by AI has captured public imagination. Within the AI research community, this topic remains less familiar to many researchers. In this paper, we complement existing surveys, which largely focused on the psychological, social and legal discussions of the topic, with an analysis of recent advances in technical solutions for AI governance. By reviewing publications in leading AI conferences including AAAI, AAMAS, ECAI and IJCAI, we propose a taxonomy which divides the field into four areas: 1) exploring ethical dilemmas; 2) individual ethical decision frameworks; 3) collective ethical decision frameworks; and 4) ethics in human-AI interactions. We highlight the intuitions and key techniques used in each approach, and discuss promising future research directions towards successful integration of ethical AI systems into human societies.
Artificial intelligence (AI) is currently one of the mostly controversial matters of the world. This article discusses AI in terms of the medical ethics issues involved, both existing and potential. Once artificial intelligence is fully developed within electronic systems, it will afford many useful applications in many sectors ranging from banking, agriculture, medical procedures to military operations, especially by decreasing the involvement of humans in critically dangerous activities. Robots as well as computers themselves are embodiments of values inasmuch as they entail actions and choices, but their practical applications are modelled or programmed by the engineers building the systems. AI will need algorithmic procedures to ensure safety in the implementation of such systems. The AI algorithms written could naturally contain errors that may result in unforeseen consequences and unfair outcomes along economic and racial class lines. It is crucial that measures be taken to monitor technological developments ensuring preventative and precautionary safeguards are in place to safeguard the rights of those involved against direct or indirect coercion. While it is the responsibility of AI researchers to ensure that the future impact is more positive than negative, ethicists and philosophers need to be deeply involved in the development of such technologies from the beginning. 2019 Published by Elsevier Ltd. 1. Introduction Science and technology are like the proverbial shining sun, as a constant source of light. After the recent advent of the internet, mobile telephones and robots, the time has come for artificial intelligence (AI). This article will the pros and cons of artificial intelligence in accordance with existing scientific research, how to integrate it with technology, and most importantly, how to take measures to protect ourselves in case the integration gets out of our control. However, it is anything but simple to focus on this matter at the moment since so many tests are still needed. In 1950, Alan Turing published his masterpiece, ‘‘Computing Machinery and Intelligence”, which paved the way for Artificial Intelligence [1]. Years later the community adopted the term Artificial Intelligence (AI), as coined by John McCarthy [2]. Turing, in his paper, asked, ‘‘Can machines think?” and proposed a simple method for assessing this, which later became known as the Turing Test. The Turing test takes a pragmatic approach, assuming that a computer that cannot be distinguished from an intelligent human actually has shown that machines can think [1]. Defining the scope of AI was more difficult than solving a small problem because
A major approach to the ethics of artificial intelligence (AI) is to use social choice, in which the AI is designed to act according to the aggregate views of society. This is found in the AI ethics of “coherent extrapolated volition” and “bottom-up ethics”. This paper shows that the normative basis of AI social choice ethics is weak due to the fact that there is no one single aggregate ethical view of society. Instead, the design of social choice AI faces three sets of decisions: standing, concerning whose ethics views are included; measurement, concerning how their views are identified; and aggregation, concerning how individual views are combined to a single view that will guide AI behavior. These decisions must be made up front in the initial AI design— designers cannot “let the AI figure it out”. Each set of decisions poses difficult ethical dilemmas with major consequences for AI behavior, with some decision options yielding pathological or even catastrophic results. Furthermore, non-social choice ethics face similar issues, such as whether to count future generations or the AI itself. These issues can be more important than the question of whether or not to use social choice ethics. Attention should focus on these issues, not on social choice.
Durante as últimas sete décadas, o cenário da inteligência artificial (IA) evoluiu dramaticamente de sistemas baseados em lógica para avances nas técnicas de modelagem de aprendizagem de máquinas (ML).1 Embora em seus estágios iniciais, a IA já permeia a vida de muitas pessoas, mesmo de maneiras sutis: filtros de spam, assistentes pessoais e comerciais inteligentes (por exemplo, o Siri da Apple, o Alexa da Amazon, o assistente do Google ou o Watson da IBM), vendas e previsão de negócios, e reconhecimento de voz são exemplos de tecnologia habilitada para IA. Este documento aborda alguns aspectos-chave desta nova tecnologia, incluindo os princípios gerais propostos por diferentes organizações, bem como a forma como a tecnologia está se moldando - e sendo moldada por decisões políticas tomadas em nível nacional e internacional.
A presente dissertação analisa algumas consequências éticas do uso indiscriminado da inteligência artificial, tendo como objeto de estudo a análise desse uso indiscriminado como dispositivo de segregação social ou ferramenta biopolítica (substituição de postos de trabalhos e influência nas tomadas de decisão) e como facilitadora da perda da autonomia do ser humano (dependência da tecnologia). A metodologia utilizada é a analítica, a partir da revisão bibliográfica de obras e artigos. Filosoficamente, a relevância deste trabalho inicia pelas discussões sobre o uso do termo inteligência no contexto atual tecnológico, remontando aos termos pensamento e razão, que até então ainda são tratados como exclusivos do ser humano. Socialmente, a reflexão que se apresenta pode orientar a uma melhor programação das máquinas inteligentes no intuito de aperfeiçoar a sua aprendizagem, observando a ética, considerando-se, para tanto, a proposta por Hans Jonas.
O presente artigo pretende responder o questionamento: pode uma inteligência artificial ser considerada sujeito de direito? Verifica-se a possibilidade de afirmação do problema proposto desde observado o processo de subjetivação dessa entidade. O primeiro processo compreende a emancipação do ser perante o sistema de dominação. O segundo processo determina o reconhecimento interespécie perante a sociedade para comutação da emancipação. Por fim, o terceiro processo diz respeito a subjetivação e reivindicação de direitos, que poderão se realizar perante os pleitos de uma Artificial General Intelligence (AGI). Utiliza-se o método de pesquisa integrada e a técnica de revisão bibliográfica.
A inteligência artificial (IA) tem nos últimos tempos assumido um papel relevante nos mais diversos setores da nossa sociedade. Estamos num ponto sem retorno, e o nosso futuro passará naturalmente pela incorporação da inteligência artificial, na nossa vida diária, seja profissional, seja pessoal. A ideia da existência de máquinas “pensantes” e que tomem decisões pelos Humanos levanta uma série de questões éticas que devem estar presentes aquando do desenvolvimento e incorporação da inteligência artificial nos mais diversos setores da sociedade. É fundamental estudar e investigar as melhores abordagens à sua integração. O presente estudo identifica, os principais princípios orientadores da ética, na área da informática e sistemas de informação, em contexto de uso de sistemas inteligentes e autónomos. Apresenta também os resultados de um estudo bibliométrico, no qual são identificados os principais grupos de assuntos estudados e publicados na ACM e IEEE pela comunidade científica.
Aplicações concretas de Inteligência Artificial tornam-se cada vez mais frequentes e, com elas, a discussão sobre seu impacto para a personalidade e autonomia pessoal. A utilização intensa de dados pessoais em processos e algoritmos capazes de tomar decisões proporcionam avanços, ao mesmo tempo em que podem discriminar e causar danos em situações concretas que demandam atenção do direito e da comunidade científica. A sofisticação de tais modelos decisionais chega ao ponto de que se vislumbrem mesmo alterações em características subjetivas das relações jurídicas, como demonstra o debate sobre a personalidade jurídica de robôs. O recurso a elementos de ética de dados (data ethics), ao cabo, vislumbra-se como uma possibilidade concreta tanto de amortizar alguns dos riscos concretos na implementação de sistemas de Inteligência Artificial preservando os benefícios destes sistemas e ao mesmo tempo resguardando direitos e garantias, bem como servir como parâmetro regulatório.
A “inteligência” tem sido um atributo de distinção da espécie humana. Com a Inteligência Artificial emergem entidades não humanas dotadas de inteligência e, em breve, superior a própria inteligência humana (“superinteligência”). Outro fato inédito é que pela primeira vez o homem criou algo sob o qual não tem controle. Na perspectiva da ética, evidenciam-se dois grandes temas: controle humano sob os sistemas inteligentes (autonomia vs controle), e incorporação aos sistemas inteligentes de valores humanos (machine ethics). Decorrem sub-temas tais como inteligência-consciente vs inteligência não-consciente, divisão de funções na sociedade, novas “religiões” (Tecno-humanismo e Dataísmo). Estamos migrando de uma sociedade antropocêntrica para uma sociedade “datacêntrica”, da liberdade de expressão para a liberdade de circulação da informação.
Este artigo trata dos dilemas éticos e jurídicos que envolvem o uso de inteligência artificial na prática dos profissionais do Direito. Defende que a ética ainda assume um papel importante nas relações jurídicas, mesmo que intermediadas pela inteligência artificial. Isto porque ela ainda é dependente da intervenção humana e está submetida às opções éticas daqueles que a programam e alimentam seu banco de dados, que servirá de base para a tomada de decisões. Além disso, que as dificuldades e divergências hermenêuticas não são resolvidas pelas máquinas, mas acabam sendo reproduzidas em um novo formato.
Este artigo propõe-se a discutir breve recorte da Inteligência Artificial e suas possibilidades de aplicação na Educação Especial. Apresenta como escopo a repercussão ética das existentes e possíveis aplicações educacionais. Segue três eixos norteadores, a legislação correspondente a Inclusão das pessoas com deficiências, as diretrizes da Global Iniciative on Ethics of Autonomous and Intelligent Systems, e o Consenso de Pequim sobre Inteligência Artificial e Educação. Análise consiste colocar em perspectiva os avanços da I.A. como possibilidades no processo de inclusão de alunos com necessidades educacionais especiais. Porém, com a atenção plena aos dilemas éticos, já preconizados, no campo da Inteligência Artificial.
O presente artigo visa analisar, por meio de uma revisão bibliográfica e estudo de caso exploratório, alguns dilemas éticos impostos pela Inteligência Artificial e suas consequências no âmbito dos direitos humanos. O problema de pesquisa possui como finalidade investigar os dilemas éticos surgidos a partir do uso de sistemas de Inteligência Artificial e como estes se relacionam com violações de direitos humanos, tendo como prisma as diretrizes éticas acordadas pela União Europeia no ano de 2019. A partir das diretrizes, desenvolveu-se uma pesquisa de cunho documental e bibliográfico com uma análise qualitativa. Entre os resultados encontra-se a necessidade de uma regulamentação dos sistemas de Inteligência Artificial, que seja capaz de normatizar questões, as quais possuem impacto nos direitos humanos, a fim de mitigar seus potenciais riscos de violação e o desafio incutido a essa tarefa, tendo em vista os possíveis impactos inibitórios de uma regulamentação à inovação tecnológica.
L’intelligence artificielle (IA) se développe rapidement. Elle va entraîner des changements dans nos vies en améliorant les soins de santé (précision accrue des diagnostics ou meilleure prévention des maladies, par exemple), en rendant l’agriculture plus efficiente, en contribuant à l’adaptation au changement climatique et à l’atténuation de ses effets, en augmentant l’efficacité des systèmes de production par la maintenance prédictive, en renforçant la sécurité des Européens et de bien d’autres façons que nous commençons à peine à entrevoir. Mais elle s’accompagne aussi d’un certain nombre de risques potentiels, tels que l’opacité de la prise de décisions, la discrimination fondée sur le sexe ou sur d’autres motifs, l’intrusion dans nos vies privées ou encore l’utilisation à des fins criminelles.
Dans un contexte de vive concurrence mondiale, il convient d’adopter une approche européenne solide, fondée sur la stratégie européenne pour l’IA présentée en avril 20181 . Pour tirer le meilleur parti possible des opportunités qu’offre l’IA et relever les défis qu’elle pose, l’UE doit se montrer unie dans l’action et définir une manière qui lui est propre de promouvoir le développement et le déploiement de l’IA, en s’appuyant sur les valeurs européennes.
Le développement de l’intelligence artificielle (IA) est source d’une compétition technologique et stratégique dans les domaines civil et militaire dont les impacts sont très perceptibles dans nos interactions sociétales, économiques et politiques. La transformation numérique génère toujours plus d’informations dont l’exploitation devient un outil de puissance et d’influence. Par exemple, dans le domaine industriel, les nouveaux pays industriels - Chine, Inde, etc., entre autres, élaborent leurs usines de production selon les technologies actuelles afin d’être compétitifs au niveau mondial et avoir les moyens de le rester. En Europe, les usines, souvent anciennes, doivent se moderniser rapidement pour survivre. Cependant, quel que soient les secteurs concernés - la santé, les transports, l’énergie, l’environnement, la robotique, l’agriculture, le commerce, la cybersécurité, etc. l’utilisation de l’IA et des algorithmes de plus en plus performants engendrent des questions d’éthique et de morale. L’auteur ne prétend pas en traiter tous les aspects de manière exhaustive, mais de donner envie d’en savoir plus grâce aux références bibliographiques, glossaire et autres informations.
Un des champs d'études qui est en train de se développer le plus rapidement c'est l'informatique. Aujourd'hui on peut utiliser l'informatique dans n'importe quel aspect de la vie et c'est la raison pour laquelle beaucoup d'entreprises tentent d'améliorer leurs côtés technologiques soit pour rendre plus facile leur travail soit pour satisfaire ou amuser leur public. Cette amélioration peut se dérouler sous plusieurs formes mais la plupart des améliorations technologiques qu'on voit aujourd'hui sont avec l'intelligence artificielle. L'intelligence artificielle implique la création de modèles pour la machine pour imiter certains processus humains dont la prise de décision, la reconnaissance vocale et la résolution de problèmes. Autrefois, on se préoccupait de la possibilité de créer des machines à l'image des humains, mais à notre époque, on pose une question différente. On sait maintenant qu'on peut faire beaucoup de choses avec l'intelligence artificielle mais où est-ce qu'on fixe les limites ? Cette technologie contient tant de pouvoir et de capacité de changer le monde entier pour le meilleur ou pour le pire.
L’automatisation, l’intelligence artificielle (IA), la robotique, la chaîne de blocs et d’autres technologies pourraient éliminer jusqu’à 30 % des emplois d’ici 2035, environ, selon un article de PwC. Bon nombre de fonctions comptables seraient du lot. En effet, lorsqu’on l’utilise pour automatiser des tâches routinières, analyser des contrats complexes ou porter des jugements en ayant recours à la modélisation et à l’analytique, entre autres, l’IA permet d’améliorer l’efficacité et la qualité du travail, tout en libérant les professionnels, qui peuvent alors se concentrer sur ce qui génère davantage de valeur pour les clients.
La science et les technologies ont connu, ces dernières décennies, une évolution quasiexponentielle. La révolution digitale affecte d’ores et déjà toutes les strates socioéconomiques des sociétés modernes et industrialisées bouleversant par là même les us et coutumes dans de nombreuses professions2. Qu’en est-il du monde du droit, de la justice et plus spécifiquement des cabinets d’avocats en Europe ? Ont-ils pris acte de cet « électrochoc numérique »3 ; prennent-ils le train en marche ou risquent-ils de rater le coche ?
Ce projet de recherche porte sur la justice, l’éthique et l’intelligence artificielle (IA), et plus précisément sur les enjeux éthiques soulevés par la délégation de la prise de décision judiciaire à une IA. Parmi ces enjeux, celui sur lequel nous avons choisi de nous concentrer est celui de l’égalité d’accès au juge, un droit fondamental à l’échelle européenne comme internationale. Le respect de cet enjeu lors de la mise en œuvre d’algorithmes de règlement des litiges au sein des juridictions sera examiné ici au regard des textes qui sont actuellement les plus avancés pour encadrer éthiquement l’IA : il s’agit d’une part de la déclaration de Montréal, parue en décembre 2018, et d’autre part des lignes directrices de la Commission européenne, parues en avril 2019.
Les innovations technologiques dans le secteur de la santé permettent des progrès considérables, mais le développement des objets connectés, des robots ou des algorithmes utilisant des méthodologies d’apprentissage machine de plus en plus complexes, est source d’impacts sociétaux majeurs. Quels sont donc les enjeux éthiques d’une médecine s’appuyant sur des technologies d’intelligence artificielle ? Comment repenser l’humain au cœur de la e-santé ? Comment concevoir des technologies responsables et éthiques ? Quelles sont les courants de pensée actuels et les actions menées pour penser une médecine du futur responsable ?
L’intelligence artificielle (IA) suscite un intérêt pédagogique et scientifique croissant depuis une trentaine d’années, qui s’est accéléré récemment à la suite de l’amélioration de la performance technique de l’IA (Becker, 2018). Dans leur revue systématique de la littérature, Zawacki-Richter et al. (2019) identifient quatre applications principales de l’IA en enseignement supérieur : 1/le profilage et la prédiction (p. ex., admission à un programme d’études, décrochage scolaire); 2/les systèmes de tutorat intelligent (p. ex., enseignement de contenus pédagogiques, rétroactions); 3/la mesure et l’évaluation (p. ex., notation automatique, engagement scolaire); 4/et les systèmes adaptatifs et personnalisés (p. ex., recommandation et sélection de contenus personnalisés). En revanche, les enjeux éthiques et critiques que soulève l’IA sont peu étudiés en enseignement supérieur (Zawacki-Richter et al., 2019), et en éducation plus largement (Krutka, 2021). Souhaitant contribuer à cette réflexion émergente, nous proposons d’aborder quelques enjeux éthiques et critiques de l’IA, sans toutefois prétendre à l’exhaustivité, ainsi que de formuler quelques pistes d’action permettant de mieux les prendre en compte, tant du point de vue de la conception que de l’usage. Ce faisant, il importe de garder en tête que les enjeux énumérés ci-dessous ne sont pas, pour la plupart, spécifiques à l’IA dans la mesure où ils se posent aussi pour d’autres technologies. Qui plus est, on les retrouve dans d’autres sphères de la société où l’IA est utilisée. Ces enjeux tendent toutefois à être amplifiés par les développements actuels de l’IA et à se décliner de manière singulière en éducation, ce qui justifie à notre sens la pertinence d’une réflexion circonscrite à l’IA en éducation.