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La aproximación a este tema implica un acercamiento al concepto del derecho, uno de los grandes tópicos jurídicos no necesariamente planteado como problema en la academia ecuatoriana que resuelve la cuestión, en la mayoría de los casos, definiendo mallas curriculares y contenidos desde lugares comunes no problematizados. El debate sobre lo que es el derecho no se da, sin embargo, se diseñan y aplican estructuras educativas para estudiarlo. Esta es una práctica errónea. Es necesario que las escuelas de derecho tengan un espacio permanente de debate sobre este fundamental aspecto, pues ahí se plantearían preguntas y propondrían respuestas que deberían ser la base de toda planificación y acción educativa
El amor propio, basado en la certeza del esfuerzo de hacer lo mejor para sí mismos, para los otros y para el entorno, es un elemento indispensable para el equilibrio de los individuos y también de las sociedades. Cuando se lo pierde y se lo reemplaza por la desfachatez, se instaura un estado de cosas que ironiza con la búsqueda de una vida de compromisos éticos y en su lugar exalta distintas formas del relajamiento, con resultados diferentes a los que producen el esfuerzo y la abnegación. Quizá como pueblo los ecuatorianos nos encontramos en ese nivel, porque nos cobija lo disoluto que se manifiesta en distintas expresiones culturales de la viveza criolla, como justificación sistemática de los errores con verdades a medias o francamente mentiras, desconfianza de todo y de todos, altanería y desvergüenza, irrespeto a las diversas normas de comportamiento y desprecio campante de las jurídicas. Todo este panorama también aceptaría la aproximación conceptual de que vivimos un estado generalizado de corrupción.
Sorpresa. Fue la primera reacción que me provocó la lectura de esta palabra, dura y descalificadora, que formaba parte de un texto de prensa que daba cuenta de la intervención de un funcionario en un taller que se llevó a cabo en la ciudad de Cuenca y trató el tema de la prevención de accidentes de tránsito. En esa actividad se calificó como aberraciones a ciertos comportamientos tipificados normativamente como contravenciones de tránsito.
Repetidamente, en la Constitución ecuatoriana, consta la palabra paz, como una suerte de gran objetivo inspirador del destino nacional. En el preámbulo, cuando se escribe que se decide construir un país democrático comprometido con la paz. En el capítulo de los deberes del Estado, cuando se habla de que uno de ellos es garantizar a sus habitantes el derecho a una cultura de paz. En el momento en que se define al Ecuador como un territorio de paz y en otros muchos que abordan el tema desde el mismo tenor. También se contempla el derecho a la resistencia en el momento que establece que los individuos y los colectivos podrán ejercerla frente a acciones u omisiones del poder público, o cuando declara que el Estado ecuatoriano reconoce el derecho de los pueblos a la resistencia y liberación de toda forma de opresión.