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La inclusión de la ética en la cultura organizacional no es opcional, sino indispensable. En el lugar de trabajo, la ética se refiere a la forma en que los empleados se gobiernan a sí mismos, pero también alude a cómo las organizaciones tratan a sus proveedores y clientes, y cómo se comunican interna y externamente.
Un lugar de trabajo verdaderamente ético modela su comportamiento de arriba hacia abajo y de adentro hacia afuera. La ética es indispensable para promover la rendición de cuentas: qué tanto los individuos como la organización asuman la responsabilidad de sus acciones y decisiones. De ahí la importancia de que los empleados estén en condiciones de hablar sobre lo que les preocupa a este respecto.
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