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Hoy, las empresas deben de responder al reto que el capital humano solicita: la felicidad en la compañía.
Me gustaría resaltar un párrafo incluido en el artículo primero de la Ley 11/2018, de 28 de diciembre dónde se obliga a las organizaciones sobre la necesidad de incluir en el EINF (Estado de Información No Financiera) compromisos con el desarrollo sostenible y el impacto que las empresas ejercen sobre el empleo en la sociedad y en el desarrollo local. Podemos observar que esta cuestión ya se ha convertido en un formalismo regulatorio.
Estos compromisos unidos a la conciliación, la flexibilidad, la promoción, la formación, la motivación, el espíritu colaborativo, la diversidad… (conceptos sumamente intangibles), deben de formar parte fundamental de las organizaciones como pilares para propiciar mayor retención de talento.
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